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Lun, Dic

Periodismo, problemas locales y la calidad de la información

Miguel Godos Curay
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ERP. Hemos concurrido recientemente a la presentación de un informe sobre las perspectivas de la actividad minera en Piura. Curiosamente el auditorio estaba lleno. Pese a que Piura sólo tiene dos diarios impresos. Según el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) la región Piura cuenta con un total de 522 estaciones autorizadas para brindar servicios de radiodifusión. De ellas, 415 corresponden a estaciones de radiodifusión sonora y 107 estaciones de radiodifusión por televisión. Las redes sociales concentran a buen número de comunicadores con poco cuidado de lo que publican dateros anónimos.

Por: Miguel Godos Curay
Periodista y docente universitario

Muchos medios en redes se llenan de furtivos informadores con inexcusables lesiones a la ética periodística y a la verdad. Otros confunden publicidad y periodismo sobre todo cuando dan cuenta de algunos gobiernos locales y el gobierno regional. Los en apariencia servicios informativos son pellejudas mermeladas publicitarias alentadas por las oficinas de imagen institucional. Los vacíos de la prensa impresa son cubiertos por mentiras y denuestos de todo calibre. No faltan los moscardones de la muerte que sólo dan cuenta de muertos en las carreteras, asesinados por sicarios y víctimas de la violencia familiar. Otro tanto se dedican a la mascota extraviada de la vecina.

En las emisoras con espacios noticiosos estamos a tope con las noticias de escasez de agua y el deficiente funcionamiento de las redes de alcantarillado. Cuando no brota el agua emerge la inseguridad ciudadana y el crimen. Nunca se informa con objetividad sobre las causas. Todos los problemas derivan de alcantarillas abiertas, perforadas y con las tapas robadas durante la temporada de lluvias. Así como por el mal uso del servicio por vertimiento de desperdicios, grasas, trapos a las redes. Nada se advierte. En teoría el Hidrojet resuelve todo. La realidad es otra. En el propio mercado central se sustraen y destruyen las tapas de las alcantarillas. En otras se arrojan bolsas de plástico con inmundicia. Poco o nada se informa de las abultadas deudas que hunden a la empresa sin misericordia.

En junio de 2022, la tasa de morosidad en el servicio de agua en Piura ascendía a 4 millones 598 mil soles. En agosto de 2022, la EPS Grau informó que 10.604 usuarios de las periferias urbana de Piura, Sullana, Talara, Paita y Chulucanas adeudaban 8 millones 481 mil 752 soles. Las deudas crecen como bolas de lodo e inmundicia. En esa precariedad ni la desafortunada Ministra de Vivienda con decretos resuelve estos graves problemas. Hay un ingrediente de irresponsabilidad que conspira contra el desarrollo de la ciudad. De esta corresponsabilidad ciudadana nunca se informa.

Otro tema sensible ausente en emisoras de radio y redes sociales es el crecimiento explosivo de la basura. La región Piura genera diariamente más de 1 000 toneladas de residuos, de los cuales el 50% son residuos orgánicos y un 25% son residuos reciclables, según Albina Ruiz Ríos, especialista de la ONG Internacional “Ciudad Sostenible”. A todo ello se suma la falta de políticas para el manejo de estos residuos en la región Piura. Y la búsqueda de una solución eficiente.

En Piura ciudad capital de Piura se arrojan a diario 300 a 400 toneladas de residuos a los botaderos municipales pues no se dispone de rellenos sanitarios. Esta cantidad representa sólo el 60% de lo recogido, Otro 40% se acumula a la vuelta de la esquina. Los viejos vertederos de basura en la vía Piura-Chulucanas se han lotizado por urbanizadoras sin reparar en los riesgos futuros de la acumulación orgánica. La limpieza pública y el desaseo urbano son una piedra en el zapato de los gobiernos locales. Sólo en el corredor de la nueva avenida Sánchez Cerro se puede constatar el arrojo diario de desmonte y toda clase de desperdicios de los establecimientos vecinos que incluso maltratan las áreas verdes. Lo propio sucede con el puente de paso convertido en una letrina y la mala práctica vecinal de arrojar la basura a la calle hasta en las residencias militares vecinas.

Lo que más abunda en la ciudad es basura y desaseo. Todo el corredor Los Polvorines, La Legua y la vía a Catacaos está llena de desperdicios y desmonte que convierte en un asqueroso muladar el camino a Catacaos: el atractivo turístico regional. En limpieza perdemos por goleada producto de la irresponsabilidad ciudadana. Es patética la situación de los accesos al mercado central cuyos muros están cubiertos de anuncios bailables en abierto atropello al ornato sin que el municipio sancione. La suciedad es el caldo de cultivo del desorden y el delito. Desde que la comuna declaró a Piura capital de la cumbia nadie sanciona a esos negociantes promotores de bailes que afean la ciudad.

Si los gobiernos locales no se empeñan en educar a los ciudadanos y vecinos son buenos para nada. En la Piura del siglo XVI una severa ordenanza del Cabildo prohibía arrojar basura y bascosidades a inmediaciones del río. En efecto, los infractores recibían una tanda de ejemplares azotes en el trasero. Hoy no, fallan los responsables del aseo y los malos vecinos a los que no se notifica ni se sanciona pecuniariamente. El municipio se queja de las precarias recaudaciones cuando el mercado convertido en gigantesco estacionamiento podría recaudar, por este servicio de 3 a 5 mil soles diarios. Antes los conductores de vehículos dejaban sus autos en los estacionamientos seguros de los centros comerciales a precio de nada. Hoy con el cobro horario han encontrado el mercado pagando un cupo a los ojos que cuidan. El municipio se va de aguadas. En el desorden y el desaseo no recauda nada mientras los inspectores vigilantes celular en ano webean todo el día.

Piura requiere aseo urbano con sanciones severas a los infractores. Con la colaboración de vecinos que con sigilo y celular en mano denuncian registrando a los malos y sucios vecinos. Sí se puede sancionar y enmendar el desorden. Con severa advertencia y multa efectiva se conjuran los males de la ciudadanía pervertida que convierte en muladar su ciudad. Igual con los conductores infractores, los irresponsables que talan árboles en las jardineras del jirón Loreto y que hasta hoy no son sancionados ni obligados a resarcir el daño causado al ornato de la ciudad. Piura ya no es una aldea, es una ciudad que requiere un gobierno local y ciudadanía responsables.

De noticieros quejosos todos los días estamos hartos. De propuestas y soluciones andamos escasos. Con una sola emisión por radio de una sesión de concejo veremos como la ciudadanía informada se dará cuenta en vivo y en directo de los urgentes problemas de la ciudad y la escasez de soluciones eficientes. De los que regidores que hablan y participan, de los deslenguados y los mudos que cobran puntualmente dieta por calentar la silla. Verán que cuando el pueblo escucha el reclamo habla hasta convertirse en grito y mandato con agallas. Lo demás es puro aire.

Diario El Regional de Piura
 

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