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Sáb, Abr

La violencia de género en Perú, otra vez al rojo vivo

Nelson Peñaherrera
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ERP. La periodista puertorriqueña María Celeste Arrarás Mangual (Mayagüez, 27/09/1960) es una de las más respetadas en el mercado estadounidense, y no solo en el de habla hispana sino también –y a pesar de su ‘dejo’ latino—en el de habla inglesa. Ha sido uno de los rostros de la cadena Univisión, llegó a ser la principal figura de la cadena Telemundo, y ahora alista una serie documental con la cadena CNN en Español.

Por Nelson Peñaherrera Castillo

En lo personal, es una de las profesionales que sigo tanto en su carrera como en varios aspectos de su vida familiar, que ha llegado a convertirlos en lecciones compartidas con todo su público en un libro (“Vive tu vida al rojo vivo”, Atria, 2009) y una columna semanal auspiciada por Facebook mediante su proyecto Bulletin (“Así lo veo”). Dicho sea de paso, es una de las periodistas hispanas ganadoras de tres premios Emmy (el Óscar de la televisión) por sus coberturas periodísticas.

En la columna que publicó la semana pasada, la Arrarás, a quienes su familia y amistades la llaman cariñosamente Mari, contaba una vivencia personal de cuando aún era reportera, y durante una cobertura, tuvo la oportunidad de entrevistar al ministro de Deportes de Corea del Sur en 1988, a propósito de las olimpiadas de Seúl (cuando Perú tuvo su medalla de plata en vóley femenino).

En esa época, el gobierno surcoreano humillaba mucho a las mujeres, y Mari iba como enviada especial de una estación de televisión puertorriqueña a hacerle una nota. Antes de ir al detalle, deberías saber que aunque en Corea del Sur hablan, obviamente, el coreano, también usan un inglés muy fluido al punto que su cadena pública se llama Korean Broadcasting System (Sistema de Radiodifusión Coreana); o sea, eso no suena a lengua nativa ni a palos, ¿no? Digo, no como Hyundai, Samsung, Daewoo o tae-kwon-do.

Entonces, cuando la Arrarás y su camarógrafo llegaron a la oficina del funcionario, ella se dio cuenta que el ministro se comunicaba con su compañero en un perfecto inglés, pero cuando debía hablarle a ella, lo hizo en coreano y sin mirarle a los ojos. La periodista, que de muerma no tiene ni un pelo, paró la entrevista al ver que había un trato diferenciado en su contra, e incluso la dio por concluída. El ministro sudó frío, tuvo que disculparse y le dio la nota en inglés. Igual, ya había metido la pata.

De alguna manera, la historia se filtró a medios y le dio la vuelta al mundo. ¿Mencioné que estábamos en 1988, aún en la era Arpanet y BBS, que no eran la popular y poderosa internet de nuestros días? Claro que parece haber pasado un chorro de años, 33 para ser exactos, y que esos escollos de inequidad entre varones y mujeres se están salvando, pero no es así.

Ahora mismo en Perú, la semana pasada tuvimos una actualización de esta controversia cuando la congresista Patricia Chirinos recordó que al momento en que se estaban asignando las oficinas del Congreso, ella solicitó la que había pertenecido a su papá, el fallecido enrique Chirinos soto, inmortalizado en una icónica canción de 1992 por Los No Sé quién y Los No Sé Cuántos.

La congresista estaba en ese trámite, y aparentemente no obtenía una respuesta positiva, cuando el también congresista Guido Bellido le habría dicho que mejor se casara, a lo que ella respondió que ha pasado por los clásicos cuatro estados civiles. Entonces Bellido le habría replicado: “Solo falta que te violen”.

Detengámonos aquí porque la expresión no solo es de pésimo gusto sino que revela un tema del que nadie se anima a hablar en nuestra realidad, y que, perdonándome si hay menores de edad leyendo o escuchando esto, descubre una patología que tenemos respecto a las relaciones sexuales del tipo que sean, y cuando hablo del tipo que sean, hablo en general: usen su imaginación. Y es que incluso un momento tan sublime como ése es usado como un episodio en el que una de las partes debe someter a la otra.

Para muchos varones, al margen de su orientación sexual o identidad de género, el dolor físico parece ser connatural a la experiencia sexual, al punto de que piensan que si esa sensación no está presente, entonces no vale la pena. Y aquí tenemos un primer gran problema insano, que ya he tratado antes en esta columna: obtener una sensación agradable a partir de una previa totalmente hiriente, en este caso el placer a partir del dolor, y no solo el que se percibe sino el que se inflinge.

Y vale la pena anotar que en el caso de la comunidad LGTBIQ, hay chicos que en redes sociales siguen diciendo sin asco que les gustaría ser abusados sexualmente por otro varón. No, ni lo disimulan: lo dicen con todas sus palabras, tanto que si el dolor no está presente, entonces ese hombre parece ser ‘poco hombre’.

No he encontrado que una mujer se exprese de la misma manera. No estoy en capacidad de decir si es por recato social o porque realmente las mujeres valoran sus vidas y cuerpos millones de veces mejor que los varones; pero si lo hubiese, igual, estamos hablando de una patología o una condición enfermiza sea del cuerpo o del espíritu.

Entonces, en la presunta expresión de Bellido hestá esa patología. Como saben, ahora el señor es el presidente del Consejo de Ministros, reportando directamente al presidente Pedro Castillo, quien al respecto se ha callado en todos los idiomas: ¡el mandatario respalda las presuntas expresiones? ¡nuestro presidente también tiene una patología de género? ¡las personas quienes han casi disculpado la presunta expresión de Bellido también sufren la misma patología?

Bellido lo ha negado todo, dice que respeta a las mujeres, que las mujeres se merecen respeto, y que por último todo es un tinglado para vacar al presidente Pedro Castillo. Sin embargo, una de sus últimas justificaciones ya debería darnos un signo de alerta: está criticando a la congresista Chirinos haberse demorado en su denuncia y no hacerla de inmediato. Si alguien necesita más pruebas, ya pues. ¿Qué esperan?

Ojo que el presidente Castillo ya dijo en campaña, cuando era candidato, que quería eliminar el enfoque de género tanto de la currícula escolar como de las buenas prácticas del Estado Peruano. Aún no lo hace, pero si nos remitimos a las actitudes que han surgido en torno a este caso, entonces quiere decir que la agenda antigénero ya está en marcha, y las mujeres son las principales víctimas del gobierno perulibrista.

[Revisa mi columna previa: https://www.elregionalpiura.com.pe/index.php/columnistas/174-nelson-penaherrera/50591-triunfo-eventual-con-disonancia-cognitiva-evidente ]

Nos estamos escandalizando por la forma cómo en Afganistán, los talibanes han dado un golpe de estado y lo primero que están haciendo es anular a las mujeres, tanto que muchas de ellas están viendo cómo escapan de ese régimen opresor que les impide estudiar, trabajar, participar activamente de la vida nacional, que ‘mientras más ocultas, mejor’, y ‘mientras más calladas, más deseadas’.

Pero, al ver esos mismos indicadores en el caso peruano, más bien lo estamos tamizando sobre que si la Chirinos es de derecha, que si su papá era corrupto, o que pobrecito el profe, déjenlo gobernar. ¿Por amor de Dios! ¡Será que la patología es colectiva?

Y ojo que sobre el tema de las mujeres afganas, muchos de ustedes han compartido en redes sociales un chiste de pésimo gusto aludiendo a la poligamia que el Islam consiente pero a favor de los varones y no de las mujeres. Hay que tener toneladas de ignorancia para no ponerse en los zapatos de las refugiadas que se tienen que exiliar lejos de su patria para que no las maten, y encima alguien venga a decir que es bueno recibirlas porque son “sumisas”, y que las latinas “se cuiden” como si el esposo, novio, enamorado o lo que sea fuese otro objeto.

Y, otro ojo, no me he olvidado tampoco de las ofertas de empleo que siguen publicándose en redes sociales para mujeres venezolanas a quienes se prefiere porque, ante los ojos de algunos varones peruanos, lucen más guapas que las mujeres peruanas… y porque cobran mucho menos que una trabajadora nacional. Y díganme que no.

Viendo el lado amable a este episodio que no podemos soslayar, lo provechoso es que nos permite actualizar cómo está la violencia contra la mujer, la niñez y adolescencia en nuestro país, además de las mal llamadas minorías (sorry, pero que los gays y bisexuales en Perú sean ‘minoría’ es más mentira que el mito de la Tierra plana), y más allá de las militancias, el tema aquí es cuán fuertes están nuestras convicciones basadas en el sentido común… si es que lo tenemos.
Por lo pronto, quizás sirva el consejo que María Celeste Arrarás da a sus lectores, y en especial sus lectoras,en su columna, y es que cuando se trata de dignidad de las mujeres, ésta no se negocia ni un milímetro. En realidad la dignidad de toda persona nunca es negociable, y si creemos que sí, insisto, alguna patología reside en nuestra mente. ¿Seremos valientes para erradicarla?
Y a propósito, aquí está su testimonio: Cuando tu dignidad está en juego…¡Defiéndela hasta el fin! | Facebook Bulletin

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Diario El Regional de Piura
 

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