ERP/N.Peñaherrera. Locuto es una comunidad en el distrito de Tambogrande que, a diferencia del resto de su territorio, no está integrada a la colonización San Lorenzo, ya que se ubica del otro lado del río Piura.
Aunque Locuto se define como pobre, tiene un gran potencial en el bosque seco en medio de la que se ubican una docena de caseríos. Buena parte de su bajo desarrollo se debe más a riñas políticas y a la dejadez de la mayoría de sus habitantes, que les impide remontar ciertos problemas como la falta de agua.
Sin embargo, hay contados interesantes ejemplos de cómo la organización puede sacar adelante a varios pobladores sin dañar su ecosistema, como el procesamiento de la algarroba y sus más de treinta usos en nutrición, aparte de la algarrobina.
Además hoy, Locuto tendrá una dinámica poco usual para su vida: ser la sede del concurso regional de Ciencia y Tecnología, el encuentro escolar donde la creatividad y el afán de descubrir cómo funcionan las cosas y cómo pueden resolvernos la vida será lo que nos llame la atención.
Lamento decir que la sede fue seleccionada porque los directores de los colegios en Tambogrande fueron incapaces de llegar a un acuerdo debido a envidias mutuas, y lo otro es el sospechoso clima de tensión post-electoral creado por dos candidazos a la alcaldía, que ya comenté días atrás.
Pero veamos el lado positivo a esta tradición que ya tiene dos décadas a lo largo de nuestro país, y que, según me consta, crea en los y las estudiantes, tanta o mayor expectativa que quién quedará de campeón en el Descentralizado.
Presumo que el interés radica en que ellos y ellas se convierten en protagonistas de los retos y los triunfos. Por eso, llegan a prepararse a conciencia para impresionar al público, al jurado, a padres y a madres, y –bueno- a alguien que les llene el ojo. ¡Vamos! Están en su derecho.
Lo que siempre insistiré al respecto es que lo que se presente y postule en esta feria escolar no se quede en lo que suceda hoy, sino que trascienda.
Me parece que, al margen de si se gana o no, todos los proyectos que se presenten hoy se difundan en los medios, primero para que el público sepa que existen, y segundo para que los chicos y las chicas sientan que el esfuerzo que están haciendo realmente vale la pena, porque realmente sí vale la pena.
Pienso que sería un crimen recibir tanto expediente para encarpetarlo.
Si no lo hacen las autoridades de educación, que lo hagan los propios colegios, sin exagerar la nota ni tampoco hacerla tan burocrática que no generará ni su propio interés.
Debe dejarse que los y las estudiantes cuenten su historia, sin interferencias, para que aprendan a enfrentarse y a convencer al mundo, a ganarse el respeto por sus propios méritos y a saber apreciar tanto el halago como la crítica.
Por lo menos, en lo que a este medio respecta, las puertas están abiertas para que los y las adolescentes se acerquen y nos impresionen. Necesitamos que lo hagan. ¡Queremos llenarnos de esperanza!
Tenemos tanta fe en ellos y en ellas, al punto que necesitamos que remezan nuestro comechado mundo adulto, que no les está ofreciendo las condiciones para que sean la ciudadanía que haga la diferencia en un par de añitos más.
Aplaudamos la constancia y el esfuerzo de estos chicos y estas chicas de ciencia. Su trabajo es ahora el mejor ejemplo que podemos seguir.
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