Por: Nelson Peñaherrera Castillo. Por Resolución Ministerial 016-2020, el Ministerio de Vivienda y Construcción aprobó un paquete de obras públicas a lo largo del Perú, de las que cuatro han sido asignadas a la provincia de Sullana: la construcción y rehabilitación de pistas y veredas, así como construcción de espacios recreativos para José Carlos Mariátegui, en el distrito de Bellavista, y Urbanización Jardín, en el distrito de Sullana.
Como era de suponerse, medio mundo saltó a las redes sociales para irrogarse el “milagro” como “propio de mi gestión” cuando el papeleo había comenzado en 2012, o sea, dos gestiones municipales atrás y como tres vecinales en el mismo periodo de tiempo.
Y a partir de aquí, lo que de hecho es un avance significativo en el desarrollo urbano local, se ha convertido en usufructuo de la desinformación. Por lo menos, eso pasa con la obra de las pistas y veredas en la Urbanización Jardín (cuyo trámite realmente comenzó en 2007); y específicamente me estoy refiriendo a su monto oficial.
Cuando en las redes sociales de ese barrio se publicó la resolución mencionada, y la corroboramos con el diario oficial El Peruano y el propio portal del Ministerio de Vivienda, la cantidad aprobada para el espacio recreativo es de poquito menos que 327 mil soles, mientras que para pistas y veredas es un poquitito más que 6,77 millones de soles. Todo esto, sumado, no supera los 7,1 millones de soles.
Quien lo dude y quiera poner a prueba su hoja de cálculos, cálculo mental, calculadora, suma en papel, con palitos, con los dedos, con ábaco o todas las anteriores, puede buscar la resolución (puede usar Google, si desea) o leer la nota que El Regional de Piura publicó una vez que se verificó la información donde figuran los montos exactos, ya que, para no enredarnos con tanto número, me he tomado la libertad de redondear según la tradición matemática que aprendimos en el cole.
[Sullana: Municipalidades serán encargadas de ejecutar obras en Mariátegui y Urbanización Jardín. El Regional de Piura, 2/02/2020. https://tinyurl.com/sksdtrtg ]
Sin embargo, mi sorpresa (y la de algunas personas con las que intercambio información), fue que la Municipalidad Provincial de Sullana le dijo a quien quiso escucharla y hacer copia y pega de sus alertas de prensa, que el monto de la obra ascendía a nueve millones de soles. A ver, dije yo, ni estirando el redondeo llego a nueve millones. Es más, juntando las dos obras asignadas a Jardín, me faltan más de 1,9 millones de soles para llegar a los nueve. Como supondrán, algo raro hay aquí.
Soy morador de la Urbanización Jardín y aquí tengo mi centro de operaciones. Dicho sea de paso, ésta es la comunidad a la que pertenezco desde marzo de 1989 cuando mi familia por fin se pudo mudar a su casa pequeña-pero-propia, tras vivir 14 años alquilando algún lugar.
El domingo 9 de febrero, se convocó a una junta de vecinos donde se iba a informar sobre lo que todo el mundo ya sabía… en principio. Y, confieso, en realidad fui más por curiosidad periodística que por interés vecinal. Mi sorpresa fue grande al notar que todo el mundo, desde la dirigencia hasta la concurrencia, manejaba un dato de diez millones. Ya, nueve para no exagerar, pero el monto de la obra (y solo de la obra de pistas y veredas) se manejaba en esos rangos. Incluso, una dirigenta dijo que el alcalde le dijo (y sería bueno que el alcalde lo confirme o niegue) que “la municipalidad va a poner un adicional”.
Yo asistí con mi padre, quien se tomó el trabajito de ir expediente por expediente sacando información, hasta hacer su propio cálculo de si la plata iba a alcanzar, al menos, para tres de las cuatro etapas de la urbanización. Incluso llevó su morral cargado de papeles por si hiciese falta verificar algo. Hizo lo correcto.
Al escuchar el dato del “adicional”, nos miramos con cara de y-qué-están-diciendo. ¿La razón? Si uno lee con cuidado la resolución de Vivienda, el monto asignado cubre el 100%, la totalidad, la unidad de las obras. No se trata de un fondo por contraprestación, contravalor o algo por el estilo.
Encima, cuando el teniente gobernador leyó el documento que era el mismo que nosotros teníamos en la mano –el oficial—hizo mención al dato del 100% del financiamiento. Entonces, ¿de dónde salía el “adicional” de la municipalidad? (¡Atención, regidores, cuidado con lo que vayan a firmar!).
Pensando positivamente, lo que de todos modos me refleja una precariedad en el manejo de los datos por parte de nuestra autoridad provincial, es que, cuando uno entra al código único asignado a cada obra, por lo menos en la de pistas y veredas para Jardín, todavía existe el expediente de 2012 (de hace ocho años) en el que aún figuran los nueve millones, lo que significa que Vivienda no actualizó el documento; pero, si la resolución me dice que son 6,77 y que encima cubre el 100%, y corresponde a 2020, por lógica me ciño a la versión más reciente.
No sé si alguien en la municipalidad ya lo sabe, pero varios proyectos presentados hace casi una década han sufrido severos recortes presupuestales. Si lo sabe hasta una ex autoridad regional piurana, ¿cómo es que no lo saben ustedes? Peor aún, si no tienen el dato correcto, ¿´por qué se ponen a ofrecer lo que no dice el papel?
Luego, cuando a la gente le llegue menos de lo que ustedes prometieron, ¿cómo creen que va a reaccionarles? ¿Con coronas de laurel y ramos de rosas rojas y blancas? Por lo tanto, ¿es la municipalidad provincial, nuestra municipalidad provincial, la fuente de confusión más eficaz de nuestro espacio geográfico, y, por ende, promotora involuntaria de conflictos vecinales? Si son eso, banderéenlo: lo hacen perfecto.
Otro aspecto que ya me había dado cuenta cuando por acá cerca se opusieron a la instalación de una antena celular (el argumento científicamente rebatido de que produce cáncer), es que la calidad de la información que maneja mi vecindario es pobre, pero aun así se aferra a ella. Y lo siento si mis vecinos se me molestan, mas reconozcan que cuando llegamos a la junta, estaban hablando de miles de cosas pero no habían aterrizado en el punto, hasta que uno los llamó al orden, y aun así, no manejaban datos técnicos. Entonces, ¿sobre qué base iban a informar a la gente?
Tómenlo como un consejo duro pero amistoso: esto es peligroso para el vecindario porque si alguien detecta que aquí la gente cree en la primera versión sin confirmar que se riega por las redes (caso de la antena de celular o de los diez millones), entonces les podrán manipular a su antojo y contarles cualquier historia fantástica dándola como real cuando, quizás, nunca lo fue.
La manera de contrarrestar la desinformación es desconfiando en todos los sentidos de “por ahí dicen” o “están hablando que”, e ir directo y sin escalas a la fuente oficial. Eso hicimos algunas personas, y resulta que todas las respuestas a las preguntas formuladas ya están ahí, en el documento oficial.
¡Claro que se agradece la gestión de las autoridades! Sería mezquino no hacerlo, pero también uno o una no tenemos que ser ni tan permeables que nos terminemos creyendo como cierto un dato inexacto, ni tan intolerantes que lleguemos a creer que incluso la verdad es otra mentira.
Y esto es facilísimo de detectar cuando uno llega a estas reuniones, guarda silencio, oye que todo el mundo habla a la vez, que nadie se escucha, y que cada quien tiene un argumento más disparatado que el otro. ¿Consecuencia? Cada quien se va con su versión, y lo que termina diseminándose es cientos de supuestas verdades por encima de lo que verdaderamente es verdad.
Y lo mismo con el resto de barrios y espacios no solo de esta provincia sino de cualquier lugar donde me lean: si su autoridad hace obras, no es porque les esté haciendo un favor; es su deber, por el que les pagamos un sueldo con tributos e impuestos.
Dicho sea de paso, cuando una autoridad usa cualquier medio oficial para dar un dato inexacto o falso, incurre en falta y esa falta genera una responsabilidad civil. No es una amenaza; es una advertencia de por qué hay que tener sumo cuidado, máxime cuando se tiene un cargo público, sobre lo que se está diciendo a la comunidad. Por último, la campaña electoral ya fue, no se pueden reelegir al mismo puesto por ley; entonces, ¿por qué recurrir a una mala costumbre del periodo cuando se postula? Respetos guardan respetos, es cierto; pero el respeto, como lo dije antes por acá, se gana con acciones afirmativas, no con dádivas, no con ruegos, no con pago de favores.
Repito: que por fin Jardín, como otras trescientas localidades a lo largo del Perú, tenga una obra que la viene pidiendo desde hace décadas, es bueno y vale la pena celebrarlo; pero, también es el momento para asumir la administración, supervisión, vigilancia, control, en fin, todo lo que haya que asumir, con la mayor cabeza fría. Ése es el mejor modo de evitar conflictos cuya causa siempre es un dato mal dado. Ya estamos bajo alerta.
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