25
Mié, Dic

Agrede, que la campaña te apañará

Nelson Peñaherrera
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

Por: Nelson Peñaherrera Castillo. Un candidato a la alcaldía provincial de Paita llega a su casa ofuscado, en principio, y encuentra a su esposa con sus hijos. No se le ocurre mejor idea que insultar y abofetear a su consorte: es un evidente caso de violencia de género. No fueron sus rivales quienes nos dejaron conocer esa faceta del postulante, sino la valentía de uno de sus hijos quien lo denunció ante las autoridades, y el resto lo supimos gracias a la ley de acceso a la información pública.

En Sondorillo (Huancabamba), otro candidato, esta vez acusado de haber violado a una menor de 14 años aspira a la alcaldía distrital; lo mismo pasa en Sapillica (Ayabaca) con otro quien tiene una sentencia con mandato de detención, igual, por violación sexual a una menor de edad.

Que un caso se presente nos llevaría a sospechar dos cosas: que el filtro del comando de campaña era tan malo que las tortugas se le escaparon, o que efectivamente sabía y le llegó altamente (sería bueno preguntar a cuenta de qué); pero, si ya comenzamos a notar cierta tendencia, disculpen, me inclino fuertemente por la segunda hipótesis, lo que ya me da indicios de un cierto esquema criminal malamente disimulado en el fragor de la campaña electoral.

Ya sabes: una forma de huír a la justicia (no sé con cuál criterio pero allá el chistoso quien lo siga pensando) es llegar a ser la máxima autoridad de tu territorio; y cuando éso pase, ¿quién contra ti si tienes todos los recursos a mano para acallar a quien quieras?

Mientras tanto, el candidato puede salir a desvirtuar las agresiones o las violaciones como producto de la "guerra sucia". Sería lo más cínico que pudieran decir. Otro argumento probable aunque poco creíble es que, uy, justo se les olvidó consignar esa información en sus formatos de inscripción. 

Ahora bien, ¿cómo te sentirías tú si fueses la víctima?

Sí, te estoy pidiendo un ejercicio demasiado horroroso de empatía, si es que acaso ya fueras una víctima, y discúlpame si en cierto modo te estoy enfrentando a un episodio o varios episodios que quisieras olvidar. Mas, si a pesar de esa pena o ese asco insistes en respaldar al candidato, algo malo está pasando: estamos naturalizando esa violencia que es capaz, incluso, de acabar con la vida de, especialmente, las mujeres.

Ése es el grave nivel que estamos enfrentando y ése es el grave nivel en el que han incurrido las campañas de, por lo menos, dos movimientos que pretenden administrar nuestros recursos en espacios distritales, provinciales o regionales de Piura, y tomar decisiones al respecto. Y como mal de muchos, consuelo de tontos, es probable que el cinismo de las campañas piuranas diga que de los 400 casos detectados por el Jurado Nacional de Elecciones en el Perú, apenas tenemos esos tresitos. El departamento de Huancavelica reporta 25.

¿Qué pretenden las campañas al admitir a los agresores de género en sus filas? ¿Limpiarles la cara? 

Inmunidad a este nivel no existe, por si acaso.

¿O es tanta la necesidad de financiamiento que, al diablo, entra si tienes plata? ¿Y su compromiso con la comunidad votante? ¿Dónde está la sensibilidad con las víctimas? simple. No la tienen. No hay nada que filosofar. No la tienen, y, como dije en columnas anteriores, éso es una de tres: o son también agresores, o son también víctimas, o saben de una agresión y tienen miedo denunciarla.

Y éso solo con los casos de violencia de género. Ojo que hay otros casos por otros varios delitos y faltas que van desde evasión tributaria hasta narcotráfico, y las campañas los han aceptado como si nada. ¿Por qué? Simple también: no les importas como elector o electora. No cuentas. No les sirves; bueno, para darles votos, pero más nada.

El Perú se está indignando con los niveles en que la delincuencia se está apoderando de sus estamentos de gobierno, de justicia, en fin, de casi todo, y lo que hacen las campañas no es abrirnos un abanico de posibilidad sino convertirse en cómplices de delincuentes. ¿Creen que así la gente con una salud mental más o menos equilibrada votará por ustedes?

Y pasa con todas las campañas, en realidad, cuando se unen a todo el barullo ambulante con su perifoneo (al diablo con las ordenanzas contra ruidos molestos) cuyo "jingle" canta de todo pero no dice absolutamente nada, o se constituye en verdadera infracción contra la ley electoral, como el de una candidata a la alcaldía de Sullana quien usa a niños y niñas en su publicidad a pesar que está prohibido. No me lo contaron; la oí en la puerta de mi casa.

Agreguemos quienes contaminan con letreros donde no deben, tapan señales de tránsito (es delito) o colocan sus afiches donde no corresponde. Sí, gente, ¡ésos y ésas quieren gobernar!

Lo positivo es que los reguladores electorales están haciendo su trabajo y nos están permitiendo conocer todos estos antecedentes legales, o están descubriendo que ciertas candidaturas tienen memoria selectiva sobre su patrimonio. Por éso se bajaron una postulación en Sullana.

Queda un mes para las elecciones, y un gesto de buena voluntad -hipócrita, pero buena voluntad- de las campañas sería depurar y separar a esa gente que solo quiere el cargo para quedar impune, porque no pretenden usar el poder como servicio sino como maquillaje.

Y lo peor de todo es que esas campañas no reparan que estamos en 2018, que ahora la cibernética nos permite saber hasta qué están pensando en este mismo momento, ¿y quieren engañarnos peor que a churres?

¡Ya pues! Delincuentes no queremos; queremos gente con liderazgo en la que podamos confiar y con la que podamos trabajar de la mano para sacar adelante a nuestra comunidad. Si no lo entienden, perdonen, sobran, y lo que sobra y no es necesario, no se le vota, se le bota.

¿Sí saben la diferencia gramatical, no?

(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @NelsonSullana)

 

Publicidad Aral1

Paypal1