ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. El 17 de diciembre pasado, a eso de las 4:30 de la tarde, escuché en Bethel Radio un pronunciamiento de padres, educadores y pastores anónimos demandando que el Estado censure la promoción de la 'ideología de género' del plan educativo nacional, porque -eso no lo ocultaron- tienen miedo a que sus hijos e hijas se vuelvan homosexuales en la escuela; además, convocaron a un plantón el 20 de diciembre y una marcha el 4 de marzo.
Durante el plantón, mientras pedían excluir el término "homosexual" de los contenidos educativos (a ver, ¿entonces cómo michi sugieren decirlo?), le decían a los medios que no son homofóbicos. Sí, eso ya lo oímos antes: sí pero no pero sí pero no.
Por simple regla del silogismo si dices que algo es lo que no es, entonces no es: lo niegas.
Si niegas el término "homosexual", pero dices que no eres homofóbico, en el fondo reconoces que existe la homosexualidad; entonces, ¿qué estás haciendo? Simple: separando, segregando, discriminando.
Lo que no le contaron a la audiencia es que el Ministerio de educación no habla solamente de ese tema y que la equidad de género es una política nacional que viene desde el segundo gobierno de Alberto Fujimori, refrendada en protocolos del Ministerio de Salud en 2005 durante el gobierno de Alejandro Toledo y que se hicieron transversales a las otras carteras, y que hay un grueso de grupos religiosos que no tienen tanto problema con hablar de sexualidad en las aulas; tampoco dicen que los niveles de acoso y agresión escolar basados en la discriminación (no solo por orientación sexual) son pan corriente en las escuelas. De hecho, la palabra que les produce pánico es "identidad" (quién soy yo). ¿Por qué? exploremos el tema.
Sí es discriminación
¿El pronunciamiento que difundió Bethel Radio es discriminatorio? A mi juicio, sí. Mi sustento es la tipificación del delito contenido en el artículo 323º. del Código Penal, que básicamente señala que cualquier maniobra destinada a minusvalorar a otra persona por varias causales, entre ellas la orientación sexual, incurre en el ilícito. en otras palabras, cuando minusvaloro la identidad del otro o la otra, o la supervaloro, cometo discriminación (ejemplo: "los serranos son ignorantes", "los gringos son lo máximo").
No es libertad de expresión, y si la es, pasó de ser un punto de vista a un hostigamiento deliberado contra una población cuya identidad está más o menos definida. Esa es la pequeña diferencia entre derecho civil y delito, a mi modo de ver (y recuerden que no soy abogado, sino comunicador social).
La comisión de cualquier delito puede hacerse por vía activa o pasiva (sí, tiene que ver con roles, ¡escandalícense!), es decir cuando se participa directamente o cuando se actúa bajo influencia porque alguien instigó, respectivamente. otrosí digo, el Decreto Legislativo Nro. 1323, , vigente desde el sábado 7 de enero, endurece las penas, especialmente si se incita a la discriminación por cualquier medio como la Internet.
¡Vaya! Los trolls están servidos en bandeja. Prepárense, abogados, que aquí harán su agosto.
Aunque, hay un detalle técnico que sí va a ser materia de discusión en el Congreso: la ley peruana no habla nada sobre la identidad de género (cómo me defino respecto a la manera cómo vivo mi sexualidad), por lo que quienes son rigurosamente legalistas (estén a favor o en contra) van a objetar por aquí. Dependerá de cuánta voluntad política tenga el Legislativo para incluir el concepto, homologarlo o bloquearlo. Si es lo tercero, quedará al descubierto quiénes estarían involucrados con pancartas y volantes quejándose de que la ley ya no les permite discriminar, o sea, cometer un delito penal.
Mi propiedad privada (maldición, Polo Campos)
El pronunciamiento que escuché también es arcaicamente disparatado, porque sustenta la negativa a que sus hijos e hijas sepan la existencia de la homosexualidad (algo tarde, ¿no creen?), y la negación de la misma, en el hecho de que los hijos y las hijas son propiedad de los padres y las madres.
Lanzé una consulta al aire para que alguien me sustente legalmente tal afirmación y el resultado ha sido negativo: el ordenamiento jurídico peruano no establece la propiedad de ninguna persona sobre ninguna persona, ni siquiera teniendo un rango de parentesco cercano. Lo que sí establece es que los padres y las madres son responsables del sistema de crianza de sus hijos y sus hijas. Y esta es la gran, gran, gran diferencia: ¿cuántos padres y cuántas madres ejercen tal responsabilidad, o cuántos se la dejan a la tele o a la tablet?
El pedido de los manifestantes anónimos le da al Estado una especie de mandato todopoderoso y sobrenatural sobre la vida de las personas, al punto de reducir las relaciones interpersonales a vínculos de propiedad (no de libertad basada en el respeto y el afecto); en otras palabras al sostenimiento de un poder basado en el principio (risible y discutible) de que una persona es dueña de la otra. Ni al propio Cristo se le ocurrió tal cosa ("he venido a liberar a los pobres y los oprimidos", dijo en alguna parte del evangelio). Por supuesto que eso de poseer a otra persona es la delicia de los y las machistas y de los depredadores sexuales con votos temporales y perpetuos, por quienes no se han ocupado ni esquinas ni puentes, ni se exigió penitencia, ni se donó el diezmo como indemnización a las víctimas, y menos se reza el Rosario en la radio o se hacen pronunciamientos anónimos.
¿La novísima esclavitud?
¿Desde cuándo no oímos ese modo de concebir las relaciones interpersonales? Mmmm... ¡Correcto! Desde la época colonial cuando la esclavitud, la primera forma de trata de personas, imperaba en el mundo.
Para los esclavistas, todo eso era un orden normalizado de tal manera que cuando los abolicionistas se lo refutaron, no esgrimieron argumentos (¿o me van a decir que es válido que un color de piel es mejor que el otro?) sino que les respondieron con el poder de su dinero, luego con violencia. Es el mismo escenario en la actualidad.
En base a lo anterior, está claro que los opositores de la 'ideología de género' lo que le están pidiendo al estado Peruano es la promoción de la violencia de género, la que precisamente ejerce una persona que cree tener un rol superior, patriarcal, masculino, sobre otra inferior, servil, femenina. Mejor dicho, cuando se cree que un rol de género (la forma cómo la sociedad se le antoja que yo me comporte según mi sexo) es mejor que otro. La violencia de género está basada en un tipo de discriminación por sexo (sexismo), del que se desprende retorcida e hipócritamente la discriminación por orientación sexual (homofobia u homolesbotransfobia, en glosario ONG).
Quien crea que exagero, le recuerdo que el paso previo a la violencia de género supone la normalización de las relaciones de poder, donde la parte sojuzgada no tiene derecho a opinar, sentir, pensar o ser de forma libre sino impuesta, sea por creencia o por fuerza. esto es, al desconocimiento y la represión de su identidad ("te ataco porque no eres como yo quiero que seas").
El conflicto no es de ciencia y fe... es de plata
A los opositores anónimos contra la ideología de género les aterra la palabra "identidad" porque supone explorarme, conocerme, valorarme y quererme por mi propia convicción y experiencia, no por lo que el resto me dice. Y para que ese proceso de identidad sea exitoso, la ciencia nos da todos los elementos para establecer una metodología que evite los mitos y nos abra los ojos.
Por lógica, ese proceso resultará en que cada persona si bien se siente conectada a las otras por su humanidad, también se hará consciente que es diferente de las otras por sus características particulares que no podrían repetirse en las otras. Entonces, entenderá que en la medida en que respeta y exige respeto para su propio proceso, también respetará y exigirá respeto para el proceso de las otras personas. Ojo que aquí hablamos de caminos lógicos, no de parámetros rígidos.
La ciencia provee conocimiento, y cuanto mas conoces, puedes cuestionar más, puedes aprender mejor, puedes fiscalizar con mayor efectividad, puedes evitar que te manipulen y te avasallen. Bueno, eso si también tienes la gana de abrir los ojos, porque si con todo e información sigues inmóvil como pintura bizantina, bueno, el error es tuyo (la psicología lo llama 'disonancia cognitiva').
Claro que si uno pone la palabra ciencia, esta gente cree que estamos hiriéndole la fe. Nada más inexacto, por no decir redondamente falso.
De hecho, la oposición a la llamada 'ideología de género' no es un conflicto donde la fe está en riesgo, ni siquiera es un conflicto de ciencia y fe; es un conflicto entre ciencia y poder, entre saber más y mejor o bajar la cabeza.
Y la mejor forma de asegurar que ese poder se sostenga es apelando al cerebro reptiliano que tenemos, en el que abunda la inseguridad, la ignorancia, la desconfianza y la violencia como medio de subsistencia ("si no te opones, eres maricón").
Lo que esencialmente se pedirá el 4 de marzo es que la sociedad se vuelva más violenta, más ignorante, más ssegregante. ¿Para qué? Para que el poder no pierda terreno, y ahora que comenzamos a saber que ese poder es capaz de manejar enormes capitales (detrás de Bethel estaría el millonario Movimiento Misionero Mundial), saber más es una amenaza, y manipular mejor es su forma de supervivencia. ¿Por qué? Porque para sobrevivir, necesitan inmunidad e impunidad, algo que un pecador promedio no podría ni aspirar pues al toque le caen 18 meses de prisión preventiva y al menos 25 de efectiva sin beneficios.
Claro está, también estaría detrás un movimiento político que anda buscando a toda costa asaltar el poder político, y tiene a líderes religiosos de todas las tiendas como sus aliados, y varios operadores oficiosos en las redes sociales. O sea, una 'teolaicocracia' absoluta y co-gobernante. Sí, una roca así más o menos. Y pensar que la equidad de género como política pública en el Perú está a punto de cumplir 20 años.
¡Eso es lo que está detrás! El poder de la discriminación tiene pánico de que el poder de su dinero sea judicializado ya que no es posible justificar su origen, o para evadir o callar a fiscales y jueces por sus crímenes contra la niñez que ahora dicen defender. ¿Con mis hijos no te metas para que el consagrado sí lo haga?
Si a alguien no le parece, adelante, que forme a la futura generación de discriminadores y discriminadoras pero fuera de nuestro sistema educativo. Eso sí, que no se les olvide que discriminar, aparte de absurdo, es un delito, y se perseguirá como tal.
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