ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. Hoy acaba toda esa novela de 24 horas que la hemos vivido una temporada completa, más de seis meses, y donde las tramas y personajes más increíbles y los menos previsibles nos hicieron vivir constantes puntos de tensión que serían la envidia de cualquier libretista de Hollywood, Miami, Bogotá o México, con la diferencia de que realmente pasó, nos hizo saltar del asiento, nos hizo tomar partido, o hasta nos hizo reír.
Y en este último aspecto, una apuesta interesante es la que tomó Radio Cutivalú de Piura al lanzar ‘Voto por el Perú’, un programa político donde el uso fino de la sátira fue el recurso perfecto para conectar a una audiencia hastiada de tanto drama y suspenso que ofrecía el ‘mainstream’ de las cadenas y los grandes conglomerados periodísticos nacionales.
En un horario imposible, las siete y treinta de la mañana (hora de Piura), combinando la experiencia de un periodista cuajado como Édgar Cárdenas y la juventud de Róger Valle, Voto por el Perú cumplió su misión de informar (al margen de su marcada tendencia política) y entretener con tal de generar una conducta en el público (la que conoceremos hoy a las cuatro de la tarde).
Hace una semana, tuve la fortuna de ser ponente en un taller para colegas en Chota, Cajamarca, y les hacía hincapié en que el ejercicio del periodismo en la época actual no puede limitarse a contar historias, recibir comentarios y sonar o verse bien; tiene que inspirar una proacción o una reacción, al menos, en las audiencias, de forma transparente y ética, para que sus vidas puedan mejorar. Eso significa apelar a la creatividad para presentar los contenidos de manera innovadora y amena.
(La protocadena de radio) Cutivalú pareció haber hallado la fórmula en el mercado piurano: un clásico presentador de noticias en su papel de ‘ancla’ junto a un compañero capaz de desarrollar diferentes ‘alter ego’ como el campechano chochera Pepe, nuestro pata de la calle pero sin tintes vulgares, o el Cura Pecado (el nombre es mío), cuya cucufatería de caricatura nos llamó la atención sobre la absurda tendencia césaropapista que quiso tomar el proceso electoral, o el Borrachito, quien mostraba esa fácil y clientelar mentalidad del peruano mediocre, o –la que más celebro- una impecable imitación de Vito Corleone, el personaje que Marlon Brando dejó como clásico del cine en la adaptación coppoleña de El Padrino.
Sin duda, la receta mágica fue juntar a dos tipos con similar y alta cultura periodística y dejar que la retroalimentación intergeneracional hiciera el resto. De hecho, en mi experiencia, organizar equipos donde las partes no se parezcan pero se complementen sobre una base uniforme son combinaciones explosivas que terminan favoreciendo al público usuario.
El humor como herramienta para vender contenidos políticos no es invento piurano sino que viene desde la misma aparición de la escritura, y a nivel de medios tiene siglos. En el Perú sus mejores exponentes han sido el piurano Sofocleto, Monos y Monadas, El Otorongo, No (que venía con la revista Sí), la Última de Nicolás Yerovi, Pataclaun en su primera temporada televisiva, 24 Minutos, o lo más reciente como El Panfleto o Deslengua2. (Nota al pie: el Regional de Piura debería producir algo por el estilo.)
Para poner referentes internacionales, podríamos compararlo con Saturday Night Live (NBC, estados Unidos), Vaya Semanita (EITB, País Vasco)Radio Rochela (RCTV, Venezuela) y hasta por ratos XHDRBZ (Televisa, México).
Ahora que recuerdo, Cutivalú tuvo su personaje satírico en los ochenta, un taxista bocón que comentaba la coyuntura nacional y regional a su modo, y cuya caracterización estuvo a cargho del recordado Pepe Arévalo, si la mmemoria no me falla.
La (protoccadena de) radio va a tener que buscar la forma de no mandar a la congeladora o al clóset, como alguien que recuerdo ahora pero que no puedo poner para no violar la ley electoral, a esa fórmula que dio tan buenos resultados y que dentro del medio ya había iniciado ‘Otras Miradas’, el show que sucedía a Voto por el Perú. Reconozcamos méritos ¿qué cosa, chico? ¿qué cosa?), así que solo queda felicitarles por lo que han conseguido. Los resultados, como dije antes, se verán esta tarde.
Pero sean cuales fueren, ojalá no esperemos a un nuevo proceso electoral para deleitarnos con humor profundo y elegante, inteligente e incisivo. Al César lo que es del César… aunque ninguno en la producción se llame César. Y ahora sí, todo el mundo a votar.
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