ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. Debo confesar que esto de ir a votar sí me entusiasma, no solo por el hecho de participar en un ejercicio masivo de democracia que integra a 22 millones de peruanos y peruanas en el territorio nacional y por donde anduviera nuestra diáspora, sino porque en solo cinco o diez segundos que tome marcar sobre la cédula o la pantalla, estás marcando tu pasado, tu presente y tu futuro como persona y como colectividad.
Es por eso que hace tiempo, junto con otras personas, venimos sosteniendo que el voto no es un deber sino un derecho, donde se demuestra que la soberanía de una nación radica en su gente. dicho en sencillo, votar no es un juego.
Quizás para el momento que leas esto ya no tienes mucho tiempo para ir a tu local, ya votaste o quizás ya pasaron días de la elección y conocemos resultados, pero quiero que medites sobre este punto: si no has tenido el suficiente tiempo para reflexionar tus opciones y seleccionar la que sientes que va a beneficiarnos en general, debes reconsiderar seriamente cuál es el papel que juegas dentro de una comunidad.
Y eso es lo importante del día de elecciones.
Si vas a votar o has votado porque te gustó la cara de quien candidatea, por el regalito que te dio, por la fotito o el abrazo o porque te cae chévere, definitivamente has empleado el derecho a votar con irresponsabilidad. Lo tienes que subsanar informándote en espacios confiables, comparando sin presiones y decidiendo según tu conciencia.
Si eres de quienes vota por la ciega confianza o fanatismo en algo o alguien, la verdad es que tu derecho al voto es peligroso, ya que nunca estarás en condiciones de aceptar la realidad aunque te esté decapitando inmisericordemente, y no estarás en condiciones de aceptar la diversidad de puntos de vista, al extremo de rechazarlos con violencia. Terminarás convirtiéndote en lo que combates.
Si vas a votar porque no hay otro remedio, o porque si no voy me ponen multa, tu derecho al voto es vacío, pues no importa quién gane o pierda: siempre estarás a merced de los intereses de todo el mundo y de nadie a la vez. Solo verás el lado malo de todo sin tomar parte en su solución, pues “para eso tenemos autoridades”. Serás la anulación de la ciudadanía, el punto estéril en una comunidad. Y esa no es la razón de que nos integremos a alguna en especial.
Si vas a votar para proteger tus intereses a costa de los intereses de la mayoría, tu derecho al voto será letal, pues en tu cabeza no tiene cabida el sentido de democracia sino todo lo opuesto, sin sus vicios siquiera.
Si vas a votar poniendo en juego tu pasado, tu presente y tu futuro en conexión con el pasado, el presente y el futuro de todos y todas, tu derecho al voto realmente contará incluso cuando las vicisitudes nos lleven por caminos confusos o deliberadamente estropeados: siempre tendrás capacidad para aclarar lo que está enfrente o allanar el camino hasta que la voluntad general de los pueblos y la justicia de su causa que Dios defiende se garanticen a plenitud.
eso es lo que significa votar. Por eso vamos a votar. Es la renovación de los ideales con que se fundó el Perú.
Ahora sí, a escribir otro capítulo de la historia de esta gran nación.
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