ERP. Más de dos mil jóvenes de las diferentes Vicarías Foráneas, Parroquias, Movimientos Eclesiales, Grupos juveniles e Instituciones Educativas de la Arquidiócesis, se dieron cita para participar de la peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de las Mercedes de Paita.
En este Año de la Misericordia, los participantes se reunieron bajo el lema: “María Madre del amor, abre caminos de Misericordia”. A las 11 de la mañana, se realizó la Santa Misa presidida por Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, junto a él concelebraron el P. Pedro Chully, Vicario foráneo de Paita, el P. Tito Zapata, responsable de la Pastoral Juvenil de nuestra Arquidiócesis junto a varios sacerdotes que desde muy temprano brindaron también el sacramento de la confesión a los presentes.
En un clima de profunda alegría y con fuertes aplausos los jóvenes recibieron a nuestro Pastor a su ingreso al Santuario, quien inició su homilía diciéndoles: “Queridos Jóvenes: Me alegra inmensamente verlos reunidos esta mañana aquí en Paita, en la casa de nuestra Madre Santísima, Nuestra Señora de las Mercedes, nuestra querida Mechita. Hemos peregrinado de diversos lugares, pero también lo ha hecho María. Como lo hizo con Santa Isabel, hoy Ella también se ha puesto en camino para visitarnos a cada uno de nosotros, a ti y a mí. Como Isabel, en el relato del Evangelio (ver Lc 1, 42-45), nos sentimos conmovidos por este gesto de amor de María y también le decimos: «¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor?». Así es Ella, busca siempre con solicitud a todos sus hijos, y de manera especial a los más necesitados de misericordia. Por eso te invito ahora a que frente a su imagen bendita, experimentes su presencia maternal, a que la redescubras como tu Madre y a ti como su hijo. Te invito a que te abandones con confianza en su regazo para encontrar allí refugio, consuelo, amparo y ayuda. Siente que hoy también Ella te dice a ti: «¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿Acaso no soy tu ayuda y protección? ¿Qué más has de necesitar?». Querido Joven: Ábrele tu corazón, confíale tus problemas, tus necesidades, intenciones, e inquietudes, con la seguridad de que tu Madre del Cielo se interesa por ti, y que nadie mejor que Ella podrá alcanzarte de Jesús las gracias que necesitas en este momento de tu vida”.
Monseñor Eguren hizo un llamado a los jóvenes presentes a convertirse en apóstoles de misericordia, siguiendo el ejemplo de Santa María: “Como ninguna otra persona, María ha experimentado la misericordia divina. Más aún, Ella ha acogido en su seno a la misma misericordia: el Señor Jesús, su divino Hijo. Ella que siempre ha vivido unida a Cristo, sabe mejor que nadie lo que Él quiere: que todos los hombres se salven, que a ninguna persona le falte nunca la ternura, el consuelo y el amor de Dios. Por eso hoy quiere necesitar de ti, de cada uno de nosotros para que podamos llevar a su Hijo, que es el Salvador, a todos los que podamos, especialmente a otros jóvenes como tú que no lo conocen o habiéndole conocido le han olvidado. Son muchos los que viven en el dolor, en la angustia, el sufrimiento, la desesperación. Muchos los que viven en la indiferencia y la soledad, o andan confundidos y experimentan el peso terrible del pecado en sus corazones. Jesús y María quieren que tú y yo seamos en sus vidas presencia del amor misericordioso de Dios Padre que a todos ama y cuyo perdón a nadie niega. Jesús y María quieren que seamos apóstoles de misericordia, y ser apóstoles de misericordia significa tocar y acariciar las llagas de Jesús, presentes también hoy en el cuerpo y en el alma de muchos hermanos y hermanas nuestros. Estoy seguro a que hoy se comprometerán a ello”.
Al concluir su homilía, nuestro Arzobispo, exhortó a los jóvenes a practicar las obras de misericordia: “Queridos Jóvenes: los invito a que redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y también las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. A través de ellas el mundo deja de ser un lugar oscuro y frío para volverse en un hogar de luz y de calor. Pidamos a la Virgen María, que nos consiga un corazón grande para amar siempre”.
Finalmente, nuestro Pastor felicitó a los jóvenes por el esfuerzo realizado al haber participado de la peregrinación, muchos de ellos venidos desde muy lejos, para ponerse a los pies de nuestra Mamita Meche a pesar del cansancio, el fuerte sol, el hambre o la sed. Los animó a que continúen con vitalidad demostrando que la Iglesia es joven, así como su amor a María. Finalizada la Eucaristía se llevó a cabo en el mismo lugar una jornada de reflexión, adoración eucarística y un festival artístico musical preparado por los jóvenes de la Pastoral Juvenil de nuestra Arquidiócesis para todos los asistentes.
Fotos: Cortesía Arzobispado de Piura.