ERP. ¿Quién piensa el País? La muerte hace pocos días del sanguinario terrorista Abimael Guzmán, causante de más de 32 mil muertes según la CVR, nos demuestra la alta improvisación, y la falta de una visión de largo plazo en el país.
Por: Econ. Juan Manuel Aguilar
Especialista en planificación
Cómo es que a nadie se le ocurrió pensar que el terrorista condenado el año 2006 a cadena perpetua, algún día moriría y por tanto debería haber un protocolo para disponer de sus restos mortales dada la magnitud del daño ocasionado al país. El INPE, la Marina, El Poder Judicial, el Congreso, el mismo Ejecutivo, todos jalados, todos mirándose el ombligo, sin ninguna visión de futuro, sin ninguna señal de análisis de escenarios, si ninguna capacidad de adelantarse a los hechos, más aún aquellos que son un imperativo categórico: las personas mueren.
Pero en realidad esta alta improvisación no debería sorprendernos, hace muchos años hemos levantado la bandera de la cultura chicha, festejamos “la palomillada”, somos impuntuales, no respetamos las normas, apostamos siempre por el outsider al momento de elegir nuestras autoridades, ocupamos uno de los lugares más bajos en confianza interpersonal (42%) según USAID.
Ahora mismo, se viene planteando una iniciativa legislativa para promover que autoridades en ejercicio de cargo de elección popular estén obligados a cumplir su mandato y no puedan postular a otros cargos, cuando en realidad necesitamos fortalecer los partidos políticos, lograr que más y mejores ciudadanos se interesen en la política y en lo público, claro esto no se hace en unos meses, requiere años de trabajo duro.
Otro ejemplo de nuestra improvisación es la creación de las autoridades de la reconstrucción tanto en Ica como en el Norte del Perú, con resultados que dejan mucho que desear.
La pandemia del COVID 19 nos hizo ver de la peor manera esa falta de planificación. Al inicio de la pandemia fuimos uno de los países de la región con el menor número de camas UCI con de 756 versus 5361 de Colombia, o las 1500 de Chile.
En su visita a centro y norte América el Presidente Castillo nos vuelve a golpear en las narices con esa improvisación muy nuestra, discursos limitados, deficiente manejo de conceptos mínimos, al parecer no se entrenó para una alocución más o menos aceptable y lo que es peor nadie al parecer le hace ver los errores en que viene incurriendo frecuentemente.
Si bien el Ceplan viene haciendo esfuerzos por construir una visión del país al año 2050, aun es una entidad con poca influencia en el Ejecutivo y demás poderes del Estado, y mientras las cosas sigan así, el ansiado desarrollo y el cierre de brechas sociales seguirá siendo una tarea cuesta arriba.