Por: Miguel Arturo Seminario Ojeda. Cuando los incas conquistaron a los tallanes que antes estuvieron bajo el dominio Chimú, impusieron sus propios patrones culturales sobre la población anexada, incluida la del poblado prehispánico de Tangarará, y tanto debieron valorar a este espacio, que la red de carreteras pasaba por este lugar, de donde continuaba hasta Amotape, terminando en Tumbes.
Debe ser que el lugar era estratégico, y/o que revestía mucha importancia para la política de avanzada inca, que con toda seguridad, se encontró entre la zona militarizada por los señores del Cusco.
No había pasado mucho tiempo después que esto sucediera, cuando en 1532, Tangarará fue testigo de otro hecho extraordinario, esta vez de carácter universal, y no solamente de protagonismo trascendente para el Perú, ya que en esa población, el 15 de agosto de 1532, se fundó la ciudad de San Miguel, cumpliendo con órdenes reales, que fueron llevadas a cabo por Francisco Pizarro.
No se había fundado antes que San Miguel, otra ciudad en el Pacífico Sur, y fue en el poblado tallán de Tangarará, donde ocurrió este episodio; con toda seguridad, la elección obedeció a una investigación previa sobre las condiciones del lugar, y conscientes o no de lo que acontecía en sus predios, el curaca de Tangarará, fue testigo de la fundación, de la primera ciudad española en el Pacífico Sur.
Poco después, San Miguel fue trasladada tres veces como se informa en el acta de traslado de 1588, el último que experimentó la ciudad, realidad nada nueva, porque iguales situaciones se vivieron en otras partes de América hispana, con el traslado por diversas razones, de ciudades como Panamá y Guatemala, cuyos antiguos espacios son ahora patrimonio cultural de la humanidad.
En el caso de Tangarará, hay una circunstancia muy particular para su reconocimiento como patrimonio cultural, San Miguel, la ciudad fundada en Tangarará se convirtió en la MADRE DE CIUDADES, ya que después de ella se fundarían las otras ciudades del Perú, y desde su entorno saldrían otras corrientes colonizadores a otras partes de Sudamérica, como Madre de Ciudades, ese espacio debe ser reconocido como patrimonio cultural del Perú, ahora que faltan pocos años para los 500 años de la fundación de San Miguel.
Pero el trámite no debe quedar ahí, los tangarareños deben contactarse con la Dirección desconcentrada de Cultura de Piura, y luego de obtener el reconocimiento que se menciona, empezar a gestionar el reconocimiento de su espacio, como Patrimonio Cultural de la Humanidad, como lo tienen “Antigua”, anterior emplazamiento de ciudad de Guatemala, y Panamá antiguo, anterior emplazamiento de la actual ciudad de Panamá, en República de Panamá.
Tangarará está asociada a una serie de hechos históricos, su importancia prehispánica se conocerá del todo, cuando nuevas investigaciones arqueológicas lo determinen, y cuando avance la investigación histórica que dé mayores luces a la verdad histórica sobre este espacio, tan importante, que ahora más que nunca es mencionado en estudios históricos del siglo XVI.
Las medidas tomadas por el virrey Toledo, de nuclear a las poblaciones tallanes en Catacaos, no borraron del todo la memoria de los habitantes de ese lugar, mientras por más de dos siglos estuvieron en su nuevo emplazamiento, al retornar, lo hicieron a fines del siglo XVIII, y comienzos del XIX, a los lares de sus ancestros, levantando sus viviendas, muy cerca a la casa del Marqués de Salinas.
La importancia y trascendencia histórica de Tangarará no está en manos de políticos, sino, en manos de los investigadores de la Historia, que con sus informes, fortalecerán el expediente, que toca levantar a la Dirección Desconcentrada de Cultura de Piura; políticamente se debe procurar el reconocimiento honorífico de distrito histórico, del que solo hay un antecedente en el Perú, que llevará en el futuro, a la creación del distrito de Tangarará, con la autonomía que tienen hoy los 8 distritos de Sullana.
Confiemos en que en el 2032, Tangarará, tendrá los reconocimientos que merece y que será un destino turístico, que beneficiará a su población, que largamente espera justicia.