ERP/N.Peñaherrera. Revisando los titulares todos los días, he notado que siempre hay alguna noticia relacionada con la ocurrencia de un incendio, y no hablo en sentido figurado por si acaso.
Dejando dos o tres días, siempre escucho a lo lejos de mi casa, el ulular de los carros de bomberos, que intentan abrirse paso en medio de conductores que ignoran o parecen ignorar el manual de tránsito y creen que les van a robar tiempo o pasajeros.
La causa preliminar de cada ocurrencia suele ser un corto circuito. Sería bueno hacerle seguimiento a cada una para ver si la conclusión final de los bomberos confirma tal origen.
Pero, suponiendo que esta causa sea la que dispara cada incendio, sería bueno analizar por qué.
Un corto circuito se produce cuando hay una conexión mal hecha en cualquier tendido eléctrico. Entonces brota una chispa caliente, y si hay algo inflamable cerca, las llamas no tardarán en aparecer y expandirse.
Sin temor a equivocarme, podría deducir que todos los cortos circuitos se producen por impericia o descuido. Impericia cuando la persona que hace el tendido, como electricista, es buena compañía. Descuido, pues a veces nos olvidamos inspeccionar preventivamente nuestras redes, o pasamos por alto ciertos detalles al tenderlas, o creemos que jamás nos pasará... y termina pasando.
Y con el cuento de que solo el presente importa, dejamos de lado la previsión y el paso siguiente es salir en las noticias, pero en calidad de víctima.
Bomberos y electricistas son las personas más calificadas para explicarnos cómo la falta de precaución en los tendidos eléctricos puede causar desgracias. En Paita, la semana pasada, una chica de 17 años falleció posiblemente por esta causa.
Aunque suene repetitivo, no sería mala idea que los medios, y quienes publicamos en los medios, nos hagamos eco de las recomendaciones de estos y estas especialistas y les demos tribuna para que la población se eduque sobre cómo evitar incendios a causa de cortos circuitos, o cómo actuar en los primeros minutos cuando se produzca uno mientras llega la ayuda.
Comencemos por reconocer que las desgracias que rondan nuestros hogares son, la mayor parte de veces causada por esa impericia o ese descuido del que te hablaba antes.
Como puse más arriba, los medios podrían ser una gran caja de resonancia para que nadie diga que no se enteró. Y si no lo hizo, que tampoco culpe al cielo por algo que tranquilamente pudo prevenir (más barato sale prevenir que lamentar).
Adicionalmente, podría meterse el tema en las escuelas, aparte o junto a los contenidos que podrían darse a los y las estudiantes. Hasta podría haber una suerte de acuerdo entre bomberos y colegios de opciones técnicas (donde se enseña electricidad) o institutos (ídem) para apoyar a la gente, para ver si su hogar es una bomba de tiempo potencial.
La idea no es quitarle chamba a los bomberos (que ociosos tampoco andan), sino utilizar sus exiguos recursos de una forma más eficaz y que se concentre en emergencias graves.
Sé que un incendio es un titular impresionante, pero yendo a fondo, revela cuán dejados y dejadas somos cuando se trata de proteger nuestra propia seguridad.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)