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Dom, Mar

Transporte Público: Las combis, el terror de las calles de Talara

Talara
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Pariñas/Talara (ERP). Cultura combi. La preocupante situación del transporte público en nuestra ciudad. Se requiere de una urgente reforma del transporte y para ello se necesita voluntad política de las autoridades, funcionarios municipales competentes, que hagan cumplir las ordenanzas y las leyes vigentes. También se debe modernizar el parque automotor que ya está obsoleto, También hay sectores de la ciudad que no son cubiertos por el transporte público.

Cientos de combis inundan las principales calles de Talara donde aplican su propia ley: no respetan semáforos, maltratan a pasajeros y son la peor pesadilla del caótico tráfico de la ciudad, un rompecabezas que las autoridades no tratan de controlar.

Con desconfianza y temor miles de talareños se ven forzados a abordar estas clásicas camionetas para llegar a sus trabajos, centros de estudios, mientras que los cobradores hacen lo imposible por llenarlas al máximo.

“Oiga señor, vamos como en lata de sardinas”, “No tengo otra forma para movilizarme, sólo hay para la combi y siempre ando con los pelos de punta porque estos choferes hacen giros bruscos”, son algunas de las expresiones de los pasajeros.

Los talareños se han acostumbrado a soportar estos vehículos desde hace muchos años, porque no hay otra alternativa para la gente que no le alcanza para la mototaxis.

Las unidades, casi todas con una antigüedad de entre 20 y 30 años, tienen capacidad para no más de catorce pasajeros sentados, pero los propietarios se las han ingeniado para colocar asiento en el respaldar del chofer, algo que está prohibido pero que en Talara ninguna autoridad dice nada.

Por la forma brutal y riesgosa en que conducen sus choferes, en una pelea constante con otras combis por captar el mayor número de pasajeros, que muchas veces podrían terminar con choques y heridos, en muchas ciudades, estos vehículos se han ganado el seudónimo de “combis asesinas”.

En la puerta de las combis, con medio cuerpo afuera mientras pregona los puntos de la ruta para atraer pasajeros, el cobrador se defiende diciendo que los transportistas son satanizados. “Tengo una familia que mantener, mientras más personas suban tenemos más ingresos”, alega.

En su mayoría impresentables, los vehículos tienen asientos descuidados y rotos, pasamanos sucios, y viajan en un ambiente sobrecargado de gritos del cobrador y encargado de acomodar a los usuarios.

Es tiempo que las autoridades empiecen una verdadera reforma del transporte público de pasajeros que incluya la modernización del parque automotor.

 

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