ERP. (Por Rossana Vera Jiménez) A propósito de las revelaciones de aportes a las campañas políticas y del financiamiento de campañas televisivas dirigidas a influir en la elección de autoridades afines a los intereses del empresario peruano, resulta importante traer a colación los discursos que se han esgrimido en la CADE 2019.
En esta oportunidad, la reunión anual más importante del sector empresarial, se ha desarrollado en un contexto de rechazo social a los aportes descubiertos y de reproches de la ciudadanía que exige una sociedad más justa, los principales implicados han pretendido justificar esas acciones y ahora quieren mirar hacia delante.
La presidenta de la CONFIEP, María Isabel León, ha pedido dar un paso al costado a quienes se han visto vinculados a estos hechos -que si bien pueden no ser ilícitos sí son poco éticos- sin precisar nombres y apellidos, pero haciendo metáforas respecto de los números aportados.
Nos toca comprobar si es que el discurso ofrecido por ella obedece a un mea culpa de todo el sector empresarial, o si sólo busca darse una lavada de cara y reducir las posibilidades de enfrentamientos de la población contra el modelo económico a nivel de lo que sucede en Chile, Colombia, Bolivia y Ecuador.
Si bien nuestro país se encuentra económicamente estable, hay una serie de conflictos sociales, huelgas y paralizaciones que buscan en el Estado el compromiso de promover el desarrollo, para implementar medidas que lleven a la satisfacción de las necesidades básicas. Estos reclamos no son gratuitos; hay lugares de nuestro país que no logran la cobertura inicial de las necesidades primarias, dando pie a activistas radicales que pretenden destruir lo poco que se ha avanzado en desarrollo y que buscan replicar las protestas de nuestros países vecinos. Jamás los extremos serán la mejor opción para el Perú.
Por eso, hoy que el sector empresarial se ve involucrado en acciones que contribuyen a la desazón por la primacía de intereses particulares y al descrédito del modelo liberal, es hora de marcar la diferencia y hacer los cambios que el país necesita. Debe partirse de un compromiso real buscando el desarrollo integral del país y de sus ciudadanos. Hay cuestiones básicas por las cuales preocuparse y una de ellas es responder al país por las acciones que han realizado mal, enderezar el camino y ser consecuentes con sus actos.
El sentimiento de una sociedad más justa parte del reconocimiento del ciudadano de formar parte de un Estado capaz de salvaguardar sus derechos y de un sector empresarial comprometido con el desarrollo del país a través de un ejercicio ético empresarial. Este compromiso implicará velar por el bienestar de las personas al reconocernos como iguales por nuestra dignidad de seres humanos. Hay momentos en la vida en que es necesario virar de rumbo; ojalá se entienda, con todo lo que viene sucediendo en el Perú, que todos somos parte de esta nación y que lo bueno o malo que suceda de todas formas incidirá en cada uno de sus habitantes.