Bienvenidos a Sapillica; pero… ¿por dónde comenzamos, ah?

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ERP/Sapillica, Ayabaca/Nelson Peñaherrera Castillo.  Un paisaje accidentado que va desde los pisos superiores de la costa repletos de ceibos hasta un incipiente páramo, donde el agua salta en chorreras y cascadas, donde hay vestigios históricos como el molino de piedra de 1800 DC o petroglifos que pudieran haberse esculpido en el 2000 AC, si las teorías arqueológicas son consistentes; todo eso sumado a un clima agradable.

El potencial turístico del distrito Sapillica, en la provincia Ayabaca, es enorme y a la vez desconocido, o mejor dicho puesto en segundo plano, ya que la zona se hizo noticiosamente destacada por ser uno de los lugares donde la minería ilegal y artesanal habían cavado profundos socavones en medio de la greda, el basalto y el granito.

“Ahora ya no hay tanta minería como hace unos años atrás”, comenta una pobladora mientras atiende su negocio de ‘download’ de música y de venta de chupete de hielo en vasito.

“Pero acá no fue como en Suyo; menos mal que aquí no se ha llegado a las muertes”, agrega.

El chofer de la camioneta donde viajamos nos cuenta que antes la comisaría solo tenía un par de policías, mientras que ahora ya hay una docena al menos, que ha entablado buenas relaciones con el pueblo al punto que uno, dicen, a puesto una discoteca, lo que no pudimos comprobar.

“A Sapillica lo que le falta verdaderamente es que se le dé más difusión porque tenemos mucho potencial”, afirma por su lado el exgobernador distrital Arnulfo Corlupú, quien no es natural de aquí, pero llegó hace década y media y la ha convertido en su hogar.

catarata sapillica

Catarata: FotoAlesban López.

Su primera recomendación es que escalemos el cerro Mushca, cuyo sendero se inicia en la peculiar plaza de armas, en la que las escaleras y el declive pronunciado es el aviso de hora y media cuesta arriba hasta una capilla católica donde se venera una cruz, cuya fiesta es el 22 de octubre… o el 20… ¿o era el 21? Según a qué poblador se le pregunte, la fecha varía sin moverse de esos días.

La ventaja es que, superada la desconfianza hacia el forastero –y nosotros lucimos como tales-, la gente de Sapillica suele ser afable y cuenta más cosas de lo que uno les pregunta. Y a eso fue a lo que vinimos.

Ideal por unas dos o tres horas

Actualmente, llegar a Sapillica es más barato que permanecer, ya sea que se salga de Piura (desde donde el tráfico es más fluído) o Sullana (donde la combi o la camioneta parten si y solo si llenan todo el cupo de pasajeros). Y los costos pueden mantenerse en límites razonables si se piensa caminar por el pueblo, que tiene calles hechas de escaleras en lugar de pavimento, convenientemente aprovechadas por los cerdos para tomar la siesta.

Si tu idea es escapar de la ciudad por unas dos o tres horas y tomar aire puro mientras ejercitas tus piernas subiendo y bajando, saboreas una conserva de yuca o camote o tortillas de trigo con queso, o te entretienes con la conversación de Pablo en el restaurante Vicky, en la calle principal, Sapillica  puede ser una alternativa razonable.

Desde Sullana, la ruta en bus dura cinco horas de subida y cuatro de bajada, con dos únicos servicios tanto para ir como para regresar.

Pero si tu plan es recorrer la Naturaleza sin tanta prisa, tienes que disponerte a vivir una verdadera aventura, comenzando porque no hay un servicio especializado de información turística. Mejor dicho, sí lo hay, pero en la Municipalidad Distrital de Sapillica todavía no se enteran.

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Piedra. FotoAlesban López.

Promoción turísticas ad-hoc

En la oficina municipal de promoción agraria trabaja Alesban López, técnico agropecuario: “Yo veo el tema de las agroexportaciones, pero como ven que me gusta tomar fotos y publicarlas en Facebook, también me dieron la parte del turismo”, me cuenta mientras vamos al Petroglifo del Gato, en el sector Trujillo.

Su registro fotográfico de varios lugares en todo el distrito incluye vestigios arqueológicos, evidencias de las actividades económicas en las haciendas coloniales, saltos de agua, bosques y senderos de arrieros: “Hace poco vinieron de la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo con una especialista japonesa para visitar los sitios y ver qué potencialidades hay”, relata.

Alesban es de la comunidad de Masías Bajo, unos 15 km al sureste del pueblo de Sapillica, donde se la ha pasado recorriendo, fotografiando y grabando en video lo que tiene y lo que hace su gente, travesía emprendida con Daniel Berrú, teniente gobernador de la comunidad.

“A veces pasamos por aquí y ni siquiera nos damos cuenta de lo que tenemos”, dice Berrú, quien fue la persona que nos contó sobre la existencia de Alesban.

Todas sus investigaciones se publican en la cuenta de Facebook que la comunidad posee.

“Lo que nos falta es articular esas cosas que la gente sabe, porque en nuestro distrito la gente nos cuenta que tiene esos sitios, y así hacerlo un proyecto más grande”, estima el gobernador político del distrito, Juan Llacsahuanga. “Por ejemplo, yo puedo ayudar coordinando con los tenientes gobernadores, porque todos vienen a mi oficina”.

“Lo que también necesitamos es que el alcalde reúna a toda la gente, que ponga al especialista enfrente, que les explique qué podemos hacer y que todos le digamos qué tenemos y cómo trabajaremos”, recomienda la señora de la música y los helados en vasito.

Aunque lo llamamos varias veces por teléfono antes de venir a Sapillica y lo buscamos en la municipalidad, el alcalde distrital Agustín Jara no estuvo disponible para comentarios, pero su gerente municipal nos dijo que el desarrollo turístico podría ser una buena idea.

Generar competitividad

Sin embargo, para lanzarse en esa senda, antes se tienen que ajustar algunas cosas; por ejemplo, tener un inventario completo de todos los recursos y todas las personas que pudieran dar servicios al turista, desde los básicos –transporte, alojamiento, alimentación- hasta los conexos –artesanía, ocio, cultura.

Ya dependerá de la habilidad del visitante encontrar el proveedor que le dé buen trato, una buena calidad del servicio o el producto y que cobre lo justo por ello, teniendo en cuenta que para el lugar sería una experiencia totalmente nueva; en castellano, no encarecer los costos, como ahora parece que sí sucede.

Por simple principio de oferta y demanda, Sapillica debe lanzarse como una alternativa de calidad pero más competitiva que sus otras pares serranas. Por lo pronto, su relativa cercanía a el gran cuadrado urbano del departamento (Sullana, Tambogrande, Chulucanas y Piura) es su principal fortaleza y hasta oportunidad; aunque Frías ya le está ganando la partida con unos cinco o seis años de ventaja. Pero de eso se trata competir, en todo caso.

Asimismo, elaborar un plan a corto, mediano y largo plazo para que más pobladores y pobladoras se incorporen dentro de la cadena de valor ofreciendo una matriz dibersificada de productos y servicios, como se puede apreciar actualmente, aunque en estado muy rudimentario. Eso implica invertir en investigación+desarrollo.

O como diría Pablo, el dueño y cocinero de uno de los tres restaurantes recomendados por la misma gente: “Queremos mejorar nuestros negocios, pero la vaina es que no sabemos cómo”.

Sapillica es, entonces, un campo por fertilizar y cosechar con una matriz diversificada ecosostenible. Ya se comenzó con la agricultura; ¿por qué no incorporar al turismo responsable?

¡Ah! Y en la próxima visita, de todos modos subimos al Mushca, que se nos quedó fuera de agenda por falta de tiempo.

© 2016 Asociación Civil Factor Tierra para el Regional de Piura.

 Fotos: Alesban López.

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Muro circular de piedra. FotoAlesban López.

 

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