Pariñas/Talara (ERP). Talara, tierra de nadie. Los transeúntes se ven obligados a caminar por la pista, debido a que las veredas están bloqueadas. Mientras que la Subgerencia de Fiscalización no impone el principio de autoridad en muchos sectores donde los vecinos toman las veredas para su beneficio personal, atentando contra el derecho a la libre transitabilidad que tienen los peatones.
En esta oportunidad, han sido los transeúntes que a diario se desplazan por la Avenida B de Talara Alta quienes vienen reclamando el abuso de dos vecinos que obstruyen el paso de los peatones al invadir la vereda. Los moradores tienen que bajar a la pista para poder continuar su paso, simplemente porque la vereda ha sido obstruida.
Lo cierto es que en esta avenida de Talara Alta un negocio abre el portón hacia la parte exterior interrumpiendo el libre tránsito de los peatones que utilizan el sector para transitar.
Igualmente, otro vecino ha construido una ampliación de su vivienda ocupando la vereda, tal como se puede observar en el registro fotográfico de esta información. Y como si fuera poco, estos dos vecinos estacionan sus vehículos particulares en la pista obstaculizando el tránsito vehicular en plena avenida B de Talara Alta.
Tras indicar que los transeúntes tienen que ser suicidas pues al no haber pase por las veredas tienen que usar la pista, los peatones que se han quejado de estos abusos, solicitan que el Municipio de Talara, administrado actualmente por don José Bolo Bancayán y por el gerente municipal Renato Ubillús Zúñiga, debe exigirle a sus funcionarios resultados, que tienen que poner orden, caso contrario están demás.
Lamentablemente, la administración municipal de Bolo Bancayán avanza en el tiempo pero envuelta en el descrédito y la decepción de los talareños, quienes creyeron que Talara iba a tener mejor suerte.
En este caso particular, los peatones afectados piden la intervención de las autoridades, debido a que se ven obligados a exponer sus vidas al transitar por la pista.
TENGA EN CUENTA…
Cuestión de autoridad para poner orden. Las calles de Talara se vuelven cada día menos amigables para el peatón. A los huecos en las pistas, veredas destruidas y temerarios conductores, se suma también el atropello que cometen los propietarios de viviendas y tiendas comerciales al invadir las veredas y obstaculizar el paso de las personas.
