Lima. Ayer domingo al medio día, fueron sepultados en el cementerio Jardines de la Paz de Lurín, Lima, los restos del historiador piurano Miguel Maticorena Estrada, fallecido en la Capital de la República, el viernes 28 de marzo.
El cortejo partió del Aula Magna de la Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en el Parque Universitario, lugar por el que desfilaron sus discípulos, amigos y familiares. Asistió el reverendo padre Armando Nieto Vélez, presidente de la Academia Nacional de la Historia de la cual el historiador era numerario, también el secretario general de dicha institución, historiador Oswaldo Holguin Cayo.
La Asociación Cultural Tallám estuvo presente a través de una comitiva encabezada por su presidente Luis Ernesto Mendoza Ramírez, los socios Melecio Tineo Morón, Carlos José Checa Leigh, Jorge Barrantes Arrese, Dimas Arrieta y Leopoldo Ramìrez Ruiz. También se hizo presenta la Asociación de ex Alumnos Sanmiguelinos encabezada por su presidente, general Vegas, y el Dr. Eduardo Castillo Elìas.
Entre los numerosos amigos y discípulos de Miguel Maticorena se contó a los historiadores Luz Peralta, Víctor Arrambide, María Emma Mannarelli, Teodoro Hampe, Miguel Arturo Seminario Ojeda, Raúl Adanaqué Velásquez, Susana Aldana Rivera, Teresa Vergara Ormeño, Francisco Quiroz Chueca, Rafael Jaeger Requejo, Yolanda Mejía Carrillo, Juan San Martín, y Alejandro Reyes, entre otros tantos que fueron a darle el último adios a Miguel Maticorena.
En el cementerio hicieron uso de la palabra, a nombre de la Academia Nacional de la Historia, el mumenrario Lorenzo Huertas Vallejos, y el director de la Escuela Académico Profesional de Historia de la UNMSM, Dr. Buenaño. En todo el trayecto, los restos del Dr. Maticorena fueron cargados por sus discípulos, en quienes ha dejado una huella profunda como maestro y como ser humano.
Miguel Maticorena ha sido un profesional de la Historia, y como lo recalcó el historiador Seminario Ojeda, el Dr. Maticorena, manejaba la Heurística y la Hermenèutica con gran precisiòn, y además, era bastante ecuánime para situarse en el punto medio a la hora de recrear el pasado nacional.
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