ERP. El Ing. Eduardo Houghton Gallo fue uno de los alcaldes de la provincia de Sullana, desempeñando este cargo en el año 1972; él dejó de existir este 28 de marzo a las 5 de la mañana en el Asilo de Ancianos, donde reposaba durante los últimos años. Descendiente de una familia inglesa, que se aposentó en las fértiles tierras del Valle del Chira, llevaba su vida con singular sobriedad.
Se puede decir, que "Tito" fue un olvidado de las autoridades locales; pues pese a seguir viviendo en Sullana y sobre todo en el distrito de Querecotillo, su legado se mantenía ajeno a la oficialidad. Durante varios años mantuvo vocación por la política y fue elegido regidor de la comuna provincial en el período de 1983, por el partido Acción Popular formando un equipo humano con otros distinguidos sullaneros.
Era muy común escucharlo hablar de aquellos tiempos, narrando lo que significó erigirse sobre el desastre de 1982-83 tras el Fenómeno El Niño que azotó el norte peruano. Fue en aquellos años cuando se diseñó y construyó el actual Canal Vía que quieren destruirlo para darle mayor profundidad.
Era un gran conocedor de las características de la tierra y apostaba por cultivos que den mayor rentabilidad. Vivía en Querecotillo, para después, por el propio paso de los años, fue perdiendo capacidades y llegó al Asilo de Ancianos, donde lo sorprendió la muerte.
Tenía una vena literaria que la manifestaba en escritos. Era una mezcla de sus experiencias y vivencias del norte peruano, con las influencias de sus ascendientes que provinieron de tierras inglesas. La flema británica y la cordialidad norteña, permitían darle un matiz a sus escritos.
César Panta Barba, uno de sus amigos le escribió de manera póstuma "En el periodo 1981-1983 fuimos regidores de Sullana, él era concejal de Acción Popular y en todo su accionar mostró una elevada praxis de compromiso por los intereses de la provincia antes que los intereses partidarios. Poseedor de una carismática tolerancia que lo llevó a ser amigo de izquierdistas y apristas; su comprobada honestidad lo llevó a no permitir ningún acto ilícito en el manejo de los recursos públicos. A quienes nos brindaste tu sincera amistad, nos duele tu muerte. ¡Tito Houghton, qué Dios te reciba en su Reino Celestial!"
