Por: Fernando Brossard Del Rosario. Si al Concejo Municipal Provincial de Sullana le agendan la aprobación del Plan Estratégico Institucional en la que se precisan objetivos del 2019 al 2022 entre ellos mejorar los índices de Desarrollo Humano con indicadores expresados porcentualmente, sin tener en claro siquiera lo que plantean y menos su ejecución, se siente el sabor amargo por una manifiesta irresponsabilidad que solo obedece al cumplimiento de elaborar planes por disposiciones normativas y que nada importa la verdadera realidad de nuestra provincia.
Un sinnúmero de “objetivos” subjetivos y vacíos, entre otros, plantean lograr que los alumnos del tercer nivel de primaria logren incrementar sus índices de raciocinio matemático por efectos del trabajo municipal, es tan grosero y falso como agraviante para la comunidad; teniendo en consideración que dichas aspiraciones no son competencia directa de implementación y medición de la gestión municipal sino en la práctica de sectores del Estado definidos puntualmente para aquello y que por los resultados hasta hoy, si fuera competencia municipal, estamos ya a casi un 25% del periodo de gobierno municipal y la actual gestión municipal ni de lejos apunta a iniciar tareas que modifiquen de manera elemental el cambio de vida de la población.
Vacíos e incongruencias, como mejorar la seguridad ciudadana con indicadores precisados como “disminuir las denuncias registradas por los ciudadanos” o de solucionar el transporte con “la ejecución de un anillo vial" nos marean por la confusión y el facilismo de proponer por proponer. Felizmente la recomendación del pleno del Concejo municipal fue “regrese a comisión". El mandato soberano de la cordura, de la no complicidad y del respeto por la colectividad ganó la votación.
Avenida José de Lama, Sullana.
Hoy se trabajan instrumentos de gestión serios, para el desarrollo de la provincia. Se trabajan estudios como el Plan de Acondicionamiento Territorial y el Plan de Desarrollo Urbano por parte del Ministerio de Vivienda que ganan la expectativa para crecer en orden, promover la formalidad, el desarrollo económico, y en consecuencia avanzar a la modernidad, a mayores y mejores oportunidades, al fortalecimiento del ciudadano desde la actitud hasta la conducta, enfocados desde la concepción participativa y de acercamiento a los consensos como una necesidad de poder trabajar colectivamente y como valor determinante para lograr resultados.
Por supuesto que apenas rescatamos lo importante del mensaje del documento técnico que nos invocará el respeto a la norma que precisará donde hay que construir sin invadir territorio ajeno o con alto riesgo de inseguridad, a respetar las normas técnicas de edificación o ubicar debidamente los diferentes servicios donde deban corresponder, o precisar el orden y espacios de nuestras actividades comerciales, productivas de recreación etc. Pero será solo eso, mensaje aparte de la propuesta técnica, que puede ser que caiga en vacío roto sino actuamos con la convicción y seguridad en sí mismos y consientes que depende finalmente de cada uno y de todos.
La presencia de la autoridad y de quienes conducen al pueblo es importante y esto se logra con probidad y ejemplo, de lo contrario armar y presentar planes para cumplir con el mandato de la norma sin enfocar claramente los problemas, las debilidades y las amenazas; es continuar con la agonía al fracaso del individuo, la familia y la colectividad.
