ERP. Cuando fuimos invitados por el profesor Arturo Aquino Rivas para dar una conferencia en Marcavelica, sobre La Capullana de ese lugar, Ana Sisnaqué Cospa, se consideró simultáneamente, compartir con los estudiantes de las instituciones educativas José Ildefonso Coloma, Rosa Cardó de Guarderas, y Andrés Avelino Cáceres, talleres sobre “Aprendiendo a Vivir en Democracia”, y conferencias sobre “Las batallas de la Independencia”.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones
Y en efecto, el desarrollo de las actividades mencionadas, me permitió medir la gran base cognitiva de varios estudiantes, la afición por la historia por algunos, y el deseo de conocer el pasado de sus localidades, por otros. Fueron conversaciones cargadas de la voluntad de los participantes, que activamente intervinieron esos tres días intensos, del 4 al 6 de septiembre, dejando en alto los nombres de las instituciones educativas en las que están formándose.
La gastronomía, y la conciencia de logros bien ganados
El Perú ha ganado un reconocimiento especial en la gastronomía universal, hay platos nacionales de reconocimiento mundial, posicionando a nuestra patria en un lugar especial, aunque no todos los que viven en esta tierra, los pueden ingerir con regularidad. Y si damos una mirada nacional, la comida piurana se destaca tanto como la arequipeña, lambayecana, Loretana, y la de otros lugares.
Sabemos que “La gastronomía es la disciplina que estudia la relación entre la cultura y la comida durante un período de tiempo determinado”; y esto ha llevado a que especialistas en el pasado peruano, hayan identificado las raíces de muchos platos prehispánicos, que hasta hoy, y algunos con un contenido mestizo, se siguen preparando en muchos hogares.
El término gastronomía alude a dos palabras de origen griego: gastros, relacionada con estómago, y nomos, con el conocimiento; considerando en este estudio, que se perfila con carácter científico, la relación de las sociedades humanas con su alimentación, en un entorno específico, es decir, en relación con su medio ambiente.
La identidad de las sociedades
La identidad se refiere a lo qué somos, y que nos diferencia de los demás. Y esto puede determinarse, después de considerar el peso de los 6 elementos antropológicos de la identidad, es decir a la conciencia de pertenencia, al consenso de pertenencia, al orgullo de pertenencia, a la valoración de la propia cultura, a la capacidad de desarrollo de la propia cultura, y al proyecto futuro.
Sullana ese pueblo pujante, lleno de vida, que ahora tiene que estar alerta frente a las inestabilidades de la naturaleza, ha dado hijos e hijas al país de tanta trascendencia, bastando para citar, los nombres de Ildefonso Coloma Maldonado, en el heroísmo, como se destaca en una institución educativa de Marcavelica; Carlos Augusto Salaverry, Lola Cruz de Acha, y Carmen Arrese en la literatura; Juan Vicente Requejo en el periodismo, y José Carlos Carrasco Távara en la política.
En estos tiempos es necesario que un país, a través de sus autoridades y de su gente, exprese de manera clara su política para la gestión del patrimonio cultural, ahora, que en tiempos de la mundialización que equivale a la globalización cultural, se busca uniformar al mundo con patrones de consumo, que tienden a arrasar, de borrar a tabla rasa, gran parte de los elementos identificativos regionales y nacionales, atropellando a la gastronomía.
No solo se debe considerar jurídicamente la protección al patrimonio, a través de acciones concretas, desde este plano no se debe descuidar el arte culinario, tan revalorado desde fines del siglo XX, en el caso peruano, para que sin perder la originalidad de las recetas, los platos de largas raíces nacionales, sobrevivan pese a los estrategias impuestas desde otras latitudes, por convertir al mundo en uno solo.
Estudios antropológicos, sobre gastronomía peruana, han puesto en relieve la creatividad, innovación, y valor agregado del ingenio peruano, cuando de platos se trata, como ocurrió con el majarisco de Tumbes, diferente en algunos ingredientes al seco de chabelo, y al “majao de plátano verde”, puesto que el majao de Tumbes tiene mariscos entre sus ingredientes.
La gastronomía en el Valle del Chira
Marcavelica tiene mucho que ofrecer a los visitantes que llegan del interior de la provincia de Sullana, del departamento de Piura y de todo el país; no solamente “La nariz del diablo”, y tan afectada por invasiones, es lo único, ya que junto a ese cerro, está el canal Miguel Checa, y las singularidades del Valle del Chira en este espacio, como nos lo hicieron ver Alexander Lizama Peña, presidente de la JUVECO del barrio Luis Arrese, y Karin Lizet Chumacero Garabito, integrante de esta agrupación.
Aunque el Valle del Chira geográficamente abarca los territorios de dos provincias, Paita, y Sullana, hoy destacaremos las comidas características que se consumen y venden en la segunda de ellas, específicamente, en el pueblo de Marcavelica, capital del distrito homónimo. Lo vinculado con las comidas prehispánicas lo hemos mencionado, citando las fuentes correspondientes, en las tres ediciones de “Historia de Sullana”, y en artículos publicados en diferentes medios.
Hace unos días viví una experiencia singular con las genuinas conservadoras de la culinaria tallán, que me hicieron disminuir la añoranza del sabor de las comidas norteñas en Lima, pues, con un arte envidiable para preparar y aderezar las comidas que hacen delirar el paladar de muchos tuve la oportunidad de probar platos que ofrecen en Marcavelica, en el barrio Luis Arrese, desde el restaurante “Zaca la resaca” de Jeferson Baca, especialistas en jalea de caballa y leche de tigre.
No se quedó atrás la cebichería “Doña Lucila”, de Lucila Mariñas, ofreciendo cachemas encebolladas, y, clarito; la comida al paso de seco de chabelo que se ofrecen en “Mi Roberto”, de Baltazara Palomino, quien conserva la herencia culinaria de Sabina Lecarnaqué, recordada como “La Caprichosa”, de grata recordación, tanto como “La Barahona”, en Marcavelica y Sullana, y por cuantos se detenían en sus locales de la carretera panamericana y Plaza de Armas. La tradición de la caprichosa ha sido heredada por sus bisnietas, que ofrecen platos diversos en Marcavelica.
En el pequeño festival gastronómico organizado por la JUVECO del barrio Luis Arrese, estuvieron presentes expositores de la cebichería “Mi Ángel” Brayan”, de Fátima Reyes, con seco de chabelo; la cebichería “Mi Ángel” de Diana Andrade Peña, presentando patacones con chancho; y la cebichería “Las Maras”, de Magdalena Pingo, con el riquísimo atamalado con sudado de cabrilla.
Conversando con otrora consumidores de los platos de La Caprichosa y de la Barahona, solo de recordar su exquisitez, sentían que la boca se les hacía agua por el gusto evocado. El paladar genera emociones y sensaciones de añoranza, trayéndonos a la memoria lo que es nuestro y es parte del alma colectiva, en la que gravitan nombres de personajes trascendentes, y de hechos singulares que han dejado huellas en el Valle del Chira, como sucede con Marcavelica.
