ERP. Desde hace varios años se vienen realizando actos conmemorativos por el Bicentenario de la Independencia Nacional, se ha programado en todo el país, diversas actividades desde el 2019, y se le seguirá recordando hasta más allá después del 2024, tras el Bicentenario de las batallas de Junín y Ayacucho.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Director del Museo Electoral y de la Democracia de la DNEF del Jurado Nacional de Elecciones
Diversos historiadores nacionales y extranjeros han tratado sobre la independencia del Perú, hecho histórico que se recrea en base a la abundancia de fuentes primarias, que tras un análisis hermenéutico, permiten entender el proceso con nuevas verdades. Hay manuscritos, impresos y memorias que aproximan a los investigadores a personajes y a hechos sociales de los que fueron protagonistas.
La independencia no solo fue un proceso de fuerzas militares; también fue un proceso de espíritu o sea de la conciencia de patria de los peruanos que exaltaron su amor por el Perú, los seres de la generación anterior a la independencia, y los de su propio momento hicieron posible que el Perú fuera libre e independiente, y no solo las fuerzas militares con las que se contó en ese instante.
Lo destacó en su momento el general Herrmann Hamann Carrillo, Presidente del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú, el espíritu patriótico no puede excluirse en la historia de la independencia, ese sentimiento de patria que movió a muchos peruanos y peruanas, a integrarse para el logro de un cometido: ser libres e independientes.
Resulta evidente, que las contradicciones en el seno de una misma familia, oponían a los hermanos entre sí, o enfrentaban a los padres contra los hijos, sobre todo si los unos eran peninsulares, y los otros eran criollos, ganados por el sentimiento americanista, asociado a la patria en la que habían nacido.
Cuando tratamos de entender, como fue que en el seno de una misma familia, los hermanos eran opuestos en sus decisiones con relación a la independencia, como ocurrió en Piura con el patriota Miguel Jerónimo Seminario y Jaime, y su hermano realista Fernando Torcuato Seminario y Jaime, que disentía con el propósito del primero. Sin lugar a dudas no tuvieron totalmente a los mismos agentes en el proceso de socialización.
Los efectos de la socialización, a través de diferentes experiencias, hicieron que unos fueron más patriotas, y que otros se sintieran fuertemente realistas, porque los modelos de quienes absorbieron los sentimientos patrios, estaban fuertemente enraizados con los propósitos de la Sociedad Amantes del País, que sembraba y despertaba peruanidad, a través del Mercurio Peruano.
Los otros, criollos, peninsulares, y también algunos indígenas y mestizos, tuvieron modelos orientados hacia la corriente realista, de modo que sobre unos pesaron ideas de peruanidad, de acuerdo hacia donde orientaban su formación, y el desarrollo de actividades, y contacto con otros agentes de la socialización, lo que multiplicó su patriotismo, y en los otros, con diferentes agentes de la socialización, se sembró y creció el realismo.
Ese sentimiento de patria fue fortalecido por ese deseo de ser libres e independientes, y no iba a esfumarse, pese a la intensa represión del aparato estatal hispano, que no pocas veces hizo uso de la violencia. De modo que la independencia nacional fue el resultado de la acción de las fuerzas militares, precedidas y alentadas por el espíritu patriótico de los peruanos y peruanas, y de los hispanoamericanos, que a partir de un ideal postularon y lograron la libertad de todo un continente.
