ERP. En los años 60 del siglo pasado, era muy común escuchar entre las personas, desearse Feliz Pascua Florida, o Pascua de Resurrección, escuchábamos la frase durante todo el día, indudablemente, dos días después de la ingesta de la malarrabia, acompañada de pescado salpreso en sudado, y de arroz con frejol bayo o frejol blanco, estaba bien lejos el frejol canario, y en algunas mesas se comía bacalao, pero en la mayoría, pescado de la región, que ha prevalecido en todos los tiempos.
Por Miguel Arturo Seminario Ojeda
Presidente Honorario de la Asociación Cultural Tallán
La Pascua Florida alude a la victoria de Jesús crucificado sobre la muerte, al tercer día de haber muerto por la humanidad, resucito victoriosamente, y 40 días después ascendió a los cielos. Y esto es lo que recuerda desde hace varios siglos la iglesia católica, después de la semana siguiente al Domingo de Ramos.
Y era una fiesta religiosa que llenaba el espíritu de los católicos en todo el mundo, en el Perú, y en Piura se vivía de manera singular, en tradiciones que se mantienen en algunos pueblos como Ayacucho, donde quizá se vive la Pascua Florida, del modo más extraordinario que jamás haya visto. Nunca vi en Piura, Huevos de Pascua, ni roscas de Pascua, pues no eran parte de la tradición, como están empezando a considerarse ahora.
Me tocó presenciar la Pascua Florida en Ayacucho, en 1991, hace 30 años, y aún tengo el sabor de esa Semana Santa, que difícilmente podré superar, fue toda una semana, muy singular, jamás he visto, cómo masivamente, toda una colectividad vivía con emoción desde el Domingo de Ramos, hasta el Domingo de Resurrección, todo el pueblo estaba comprometido, aún en los días previos, preparando las velas de parafina, que son parte del arte que le da un sentido especial a la Semana Santa en Ayacucho.
Unos años después me tocó presenciar un Domingo de Resurrección en Sullana, en el templo de Nuestra Señora del Tránsito, Buenos Aires, y el viernes, había participado en el recorrido procesional por Viernes Santo, en la iglesia matriz, y en la iglesia de Buenos Aires, de modo, que sin tener el brillo de lo de Ayacucho, lo de ese barrio, me enseñó, que la tradición procesional del Domingo de Resurrección, también se mantiene en Sullana, y hay que darle una mayor difusión.
Dos años de efectos de la pandemia han limitado la celebración de esta fiesta, pero estoy seguro, que la celebración habrá estado en el corazón y en la mente de cada uno de los que aferrados a la tradición, la reviven mentalmente, y la mantienen dentro de sí, como una de las fortalezas de su práctica cristiano católica.
