ERP. Claudia Mogollón Vilchez, era una persona que se encontraba en la flor de su juventud; sin embargo, un accidente fatal le quitó la vida para siempre. Para darle sepultura, todo el pueblo de Yapatera, se posicionó en la parte exterior de su vivienda, para darle el adiós final, a quien tuvo el infortunio de recibir la motocicleta en su cuerpo, ocasionándole las lesiones que le causaron la muerte.
Centenas de pobladores, no quisieron estar ajenos a los actos póstumos de Claudia; la calle se copó por jóvenes y adultos, quienes en todo momento mostraban su dolor por la irreparable pérdida. Era una joven educada y buena, comentaron quienes la conocieron. El Regional estuvo presente en el lugar presenciando el cariño que le tributaron los coterráneos.
Un sacerdote, se encargó de realizar una paraliturgia, en homenaje a Claudia, se habló del perdón y de olvidar los odios; para el representante de la Iglesia, lo acontecido debe ser aceptado como un designio inevitable. Lo cierto, que obviar un hecho de esta naturaleza es reincidir en otros hechos que igualmente le pueden costar la vida a otros jóvenes.
Como se recuerda Claudia Mogollón Vílchez sufrió lesiones el último domingo, las mismas que le causaron la muerte. Fue tan contundente el golpe, que los médicos no pudieron hacer nada para salvarle la vida. Falleció el 26 de junio, en tanto que otros, esperan salir del cuadro en el cual quedaron tras el lamentable accidente.
Según se tiene conocimiento, los organizadores del evento, vienen siendo investigados y entre ellos el alcalde Nelson Mío y sus regidores, quienes serían culpables de homicidio culposo. En la competencia de motocross se observó mínimas medidas de seguridad, los espectadores se encontraban muy cerca al circuito por donde se desplazaban los vehículos menores. En una pequeña elevación uno de los conductores perdió el control con las consecuencias conocidas.
Más allá del tema legal, la despedida de Carmen fue apoteósica, la nostalgia se mezcló entre los presentes y muchas lágrimas formaron parte de la expresión del pueblo de Yapatera, población que quiso ser parte de un espectáculo de competición; sin presagiar la muerte de uno de sus pobladores.
