ERP/N.Peñaherrera. Hace una semana, un grupo de universitarios me pidió una reunión para conocer mi propuesta sobre cómo resolver la contaminación en Sullana, que es la misma que he expuesto por acá: primero aprendamos cuál es la real naturaleza del problema, en todas sus aristas, para darle soluciones reales y profundas, no paños fríos.
El método científico es la hoja de ruta que permitirá concentrar mejor los esfuerzos y no dispararse con soluciones del tipo Harry Potter o Liga de la Justicia. Además, permitirá llegar a una conclusión consistente y referencial.
Por eso –les decía-, son los y las estudiantes quienes tienen el poder de utilizar esas maneras de llegar a la verdad para revertir la situación desde diferentes frentes.
Eso quiere decir que, desde la perspectiva científica que maneja cada quien en su especialidad, se puede coordinar una solución, porque no todo el mundo tiene que hacer exactamente lo mismo sino que, cuando se diversifica el trabajo, la meta es más sencilla de conseguir.
No hablo hipotéticamente. Lo aprendí durante el caso Tambogrande.
Por supuesto que eso no nos dará una respuesta de ahorita para más tardecito. Tiene su tiempo, y es legítimo que lo posea, para asegurarnos de que el camino y la respuesta que logramos sean correctos.
El fundamento es simple: tomar decisiones de largo plazo con la cabeza caliente siempre es una mala idea.
Parece que los estudiantes no lo entendieron así, porque quedamos en una siguiente reunión pero nunca llegaron a la cita.
No me siento mal por eso. Simplemente me confirma que debemos concentrar recursos en investigar, pero quizás antes de eso en enseñar a que nuestros y nuestras estudiantes aprendan cómo hacer investigaciones legítimas, que aprendan cómo hacer ciencia.
sí, suena perturbador; pero como le dije a los chicos, será necesario retroceder 3000 años en la Historia, para regresar a resolver el futuro.
En el caso de Sullana, tal catapultada en reversa sí es necesaria… desafortunadamente.
(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)
