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Jue, Abr

La conspiración multi-frente del hedor

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castilloERP/N.Peñaherrera. Mal de muchos, consuelo de... ¡Bah! No quiero terminar la frase.

Quienes creían que Sullana es la única localidad de Piura que es torturada por olas de hedor –si no es vinaza (¡sigue y hasta se concentra en Sojo!, es la pota-, pueden respirar con cierta compasión, aunque cada bocanada dé asco.

Sechura tiene justo al costado de la población a procesadoras de concha de abanico. Los encargados de la producción no tuvieron mejor idea que botar los residuos justo afuerita, lo que, al descomponerse (ni que las conchas olieran a rosas), genera olas de hedor y además parecen estar causando nubes de moscas verdes.

Aún no hay un estudio que lo pruebe, pero no sería mala idea atrapar a uno de estos insectos y someterlo a análisis independiente para salir de dudas.

El domingo, se informó que una fábrica de fertilizante líquido, que parece alimentarse de sobras orgánicas, está haciendo la respiración imposible a la gente del barrio San Sebastián en La Unión.

Igual pasa a la entrada de Paita, y también en la de Tambogrande cuando se procesa aceite de limón.

¿Nuestro empresariado ha perdido el sentido del olfato? ¿Nuestras autoridades duermen con mascarillas filtradoras de aire? ¿Dónde andan nuestras Escuelas de Biología?

Para el caso de Sullana, la cosa es un peloteo. El Ministerio de la Producción promovió la inversión, pero la licencia de funcionamiento fue expedida por la Municipalidad, y encima la habilitación sanitaria fue autorizada por EPS Grau.

Ahora resulta que nadie quiere intervenir en el problema porque hay un conflicto de competencias, y las procesadoras nos siguen gaseando cada noche y madrugada.

Encima, si llamamos al Ministerio del Ambiente, dirá que la pestilencia no contamina (lo que sí es cierto), pero ¿qué tal si mejor llamamos al área de Salud Mental del MINSA?

Cuando se escuchan los reportes y las quejas del vecindario por todos los casos de ola de hedor, es evidente que hay tensión y ansiedad.

No quisiera hablar de estrés, pues eso puede verificarlo un peritaje psiquiátrico debidamente certificado. Digo psiquiátrico, porque algunos dicen experimentar dolores de cabeza; entonces, si el problema mental se somatiza, ya dejó de ser campo de la psicología (que tampoco ha dicho absolutamente nada sobre el problema).

Así que aquí hay una nueva tarea: ¿por qué los colectivos de Sullana no se juntan con La Unión y Sechura y toman esta herramienta para exigir o control o cierre? Lo veo más práctico y productivo que seguir quejándose por Facebook en forma altisonante.

Y hasta pueden asociar a las escuelas de Medicina, siempre que tengan la calificación adecuada. De paso que les damos una actividad interesante llamada 'investigación'. Digo, si es que el MINSA tampoco nos saca de apuro.

Insisto: llegará el día en que, gracias a los olores, la propiedad se desvalorice, en consecuencia el precio de reventa (si se consigue colocar) y el autoavalúo. Si a eso le añadimos una mala condición de salud mental, es el acabose.

A ver si la ciudadanía deja de inventar la alquimia y se agarra de los peritajes psiquiátricos como una forma fehaciente de probar el daño de los hedores, y la necesidad de que sus difusores reciban un escarmiento que no se lo quite... ni el Consejo Intergaláctico.

O quizás algo ilumine la buena voluntad de la burocracia: la Municipalidad de La Unión prometió que cancelará la licencia de funcionamiento de la planta de fertilizantes. A ver, veamos si es buena cumplidora de promesas.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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