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Mar, Abr

Año 2018, se inicia con conflictos y la necesidad de crear las condiciones de estabilidad

Editorial
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ERP. Iniciamos un nuevo año, después de haber superado en la cronología el 2017 con todo lo bueno y todo lo malo que nos trajo. Nuevas perspectivas, aspiraciones colectivas y deseos personales se entrelazan con una realidad de diversos matices, de hechos nuevos e inesperados, emociones de júbilo y alegrías para unos y de desengaño para otros; de marchas y movilizaciones y de explicaciones poco convincentes.

Lamentablmente en Nochebuena un presidente que cree que las leyes en el Perú son de cumplimiento para otros y no para él, que no distingue entre los negocios y el rol del Estado y que tras estar en la "horca" clamó por el Estado de Derecho, que luego de salvarse bailó con sus pasos mal dados y en todo mintió y los llevó a la misma conducta a otros como Mendoza Ramírez, Mercedes Araoz, ese presidente creó una crispación que no sabemos hacia donde llevará. 

Es el año que se inicia y que sin duda, permitirá decantar los caminos posibles para encontrar un clima de armonía y concordia entre peruanos. Un gobierno sin legitimidad, con funcionarios que han mentido con frialdad y que lo siguen haciendo como si la mayor parte de los peruanos, fueran eunucos mentales, sin capacidad de discernir, lleva a la conclusión que la responsabilidad es de la sociedad civil y de la institucionalidad.

Es la sociedad civil, la que debe estructurar sus principales planteamientos, establecer liderazgos legitimados en lo social y en lo legal, sus estrategias a implementar, todo ello en base a la Constitución y las Leyes, los derechos humanos y fundamentalmente la justicia como elemento fundamental y transversal. Es difícil hacerse valer, cuando el poder rompe todo respeto institucional y quebranta el Estado de Derecho.

Aun con todos los riesgos que implica, este año permitirá hacer lo que no se hizo. Tras la crítica situación en la que se devino en el año 2000 y cuyos estragos se siguen aún manteniendo, quienes fueron responsables de crear un clima de concordia nacional y estabilidad política, se dedicaron a hacer negocios usando para ello el Estado y lo único que consiguieron o han conseguido, es mantener las situaciones de inequidad.

Igualmente, corresponde a la institucionalidad demostrar como en el Brasil, que existe división de poderes y que no se atemorizan frente a las amenazas que provienen de otras instancias. Es la oportunidad para que no se vea como diferencial lo sucedido con Ollanta Humala y Nadine Heredia y lo que no acontece con Keiko Fujimori y Alan García Pérez. A igualdad de hechos, no puede haber tratamiento diferente.

La situación creada por el indulto humanitario ha reconfigurado el poder en el país. Si bien es cierto que la población votó en contra del fujimorismo, es probable que en nombre de la reconciliación haya una mezcla de estas dos fuerzas, que llevará hacia extremos impensados. La sola distorsión de ministros como Mendoza Ramírez, D’Alesio, y el recientemente nombrado Vicente Romero, nos indican que el gabinete se viene reconvirtiendo hacia opciones no validadas por el voto ciudadano.

Igualmente, este año será el de renovación de autoridades regionales y municipales. La reconcentración de competencias, la pérdida de importancia de las instancias descentralizadas, obliga a mejorar las condiciones de liderazgo y de propuesta desde las provincias. Es posible lograrlo; sin embargo, sin nuevas autoridades con capacidad política para hacer nuevos planteamientos poco o nada se puede avanzar.

Adicionalmente a lo político, que será determinante en el año que comienza, es necesario que el Perú construya o que el Perú recree. Los desastres naturales del año fenecido, son el ejemplo de lo que no debe hacerse. Se requiere prevención y se requiere actuar con tiempo y en el día a día. No más llantos, no más lágrimas, no más desastres. No más un Estado ineficiencia y poco asertivo.

Se inicia el año 2018, y sin duda será la crispación política, la que definirá la agenda del quehacer para encaminarse hacia las perspectivas de acceder a la OCDE; por lo momento el diagnóstico realizado, indica que no se ha tomado en serio esa posibilidad y que seguimos siendo un país con muchas falencias y pocos cambios.

 

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