ERP. Las lluvias develan nuestras carencias como territorio; una mala ocupación que causa tragedias y pérdidas de vidas humanas en unos casos y de muchos muebles e inmuebles en otros casos; pero adicionalmente a ellos, muestra las debilidades de autoridades regionales y locales. Observar a gobernadores y alcaldes detrás de una ministra nos recuerda a la época de la Colonia.
Observamos como el Gobernador de Piura, el alcalde provincial y otros, siguen sudorosos el marchar de la ministra de Vivienda, quien funge como plenipotenciaria. Escucha entre gritos los reclamos y los pedidos y cual mago, anuncia maquinaria, motobombas, más personal para evacuación de las lagunas ciegas y mucho más. Luego llega la mandataria Dina Boluarte y se enoja con las preguntas, quieren que le rindan silencio y tributo.
Como lo expresa el antropólogo Manuel Hidalgo León, “La madre naturaleza, a través de su prodigiosa y extrema lluvia, azota el desorden en la ocupación del territorio. Revela la fragilidad estructural y organizativa de nuestros tres niveles de gobierno, que parecen ser cuyes en tómbola o en helicóptero; sin saber qué y cómo hacer frente a décadas de malas decisiones. ¿Seguimos eligiendo mal, acaso se acabaron los líderes? Todo está de cabeza”.
Agrega Hidalgo león “Ministros y Ministras queriendo ser salvadores, cuando los llamados son nuestras autoridades en ejercicio: gobernador, alcaldes y/o alcaldesas. Nos gobierna el centralismo comodín, el sentimiento provinciano, la sacada de cuerpo, la irresponsabilidad global, nos gobierna la impericia. Estamos nuevamente en punto de quiebre, sobre un escenario de crisis política, propicio para reconfigurar el estado y la forma de gobernar. ¡¡Pero sorpresa!! tenemos el peor Congreso. Nuestro futuro es incierto, salvo que en el camino el pueblo decida un mejor destino”.
Hemos visto a los militares del Gobierno Revolucionario llegar a Piura en 1972. La tragedia de Piura era evidente y ese río seco, que se convierte en veleidoso se desbordó en algunos lugares destruyendo las obras de arte, como el Malecón Eguiguren que se extendía desde el Puente Sánchez Cerro, hasta el puente Viejo o llamado San Miguel ahora. En esta oportunidad, se contó con un presidente piurano y en algo fue favorable a recuperar lo perdido.
No existió ni existe, decisiones concretas del quehacer con las consecuencias que genera la lluvia. Lo que existe ahora, es una suma de irresponsabilidades nacional, regionales y locales. Poco a poco se han ido incubando los problemas y cuando menos se espera, el agua estaba en las puertas de gran parte de piuranos y piuranas. Diríamos que no es culpable quien construye su vivienda en una hondonada, sino quien lo permitió.
Igualmente, se construyó carreteras y solo un badén por donde pasan miles de familias, la quebrada creció, arrastró con la fuerza de las aguas el engaño construido y la población que realiza sus actividades sociales y económicas de un lado y otro, arriesgan su vida para pasar el torrente de la quebrada. Llega el ministro de Transportes y dice que enviará maquinaria pesada para garantizar la transitabilidad. No hay voz de gobernador que se imponga y tampoco alcaldes, salvo para describir sus daños y extender la mano.
Nos preguntamos en este laberinto de lluvias, de destrozos, de daños, de pérdidas humanas, para qué sirven las autoridades regionales y locales, si solo basta la presencia de una ministra que nadie eligió, para que la población se dirija a ella y desvié la mirada de los realmente competentes para conocer los problemas, plantear las soluciones y ejecutar actividades y proyectos que sean necesarios.
No es negar el trabajo articulado en momentos difíciles y menos negar competencia al nivel central; simplemente, si este gobernador y otros de regiones diferentes, no tienen la capacidad por lo menos de tener un diagnóstico exacto de lo que pasa en su territorio, entonces no tienen razón para existir. La población reclama y sigue reclamando descentralización, pero no ésta que no sirve para lo principal.
Recordamos a monseñor Oscar Cantuarias Pastor y a Francisco Hilbck Eguiguren en el “Niño” de 1982-83, cuando presionaron y lograron que se establezca el Canon Petrolero para Piura y Sobrecanon para Tumbes. “La solidaridad no se come” expresaron a viva voz y sin duda, una galleta, un atún resuelve el problema del momento, pero una solución planificada garantiza de por siempre los medios de vida de afectados y damnificados.
Se puede decir que se ha realizado un mal uso de los recursos públicos del Canon Petrolero y es real; pero los corruptos no solo se encuentran en los gobiernos subnacionales, es la forma y modo como se gestionan estos recursos. Existen historias de corrupción que explican por si mismas estas distorsiones en el manejo del presupuesto público y sobre todo, la pérdida de valores de muchísimos profesionales que le roban dineros que son del pueblo.
Lo visto en los últimos días con la presencia de la ilegítima presidenta Dina Boluarte; no es novedad. Es la presencia de una autoridad nacional, creyéndose poderosa, repitiendo sus aspiraciones, muchas de ellas estamos seguros no cumplirán y ofreciendo proyectos que no se pueden hacer de la noche a la mañana. “Hermanas y hermanos de Piura, los estamos atendiendo, no están solos y los vamos a seguir atendiendo en esta temporada de lluvias”, indicó la mandataria que es cuestionada, pero que pretende aprovechar estas circunstancias de desgracia para quedarse en el cargo.
A esta tierra y en plena emergencia llegó don Fernando Belaunde Terry, un personaje que era incapaz de darse cuenta que los aranceles deberían ser cero, para permitir el ingreso de alimentos básicos procedentes del Ecuador, prefería con su mirada centralista defender un sistema tributario insensible a las urgencias de país y sobre todo el norte peruano. Bien lo dijo don Fernando de Szyszlo cuando lo calificó “Un buen demócrata, pero un perfecto inútil para gobernar”.
Los años 1997-98, le correspondió al dictador Alberto Fujimori, los gobiernos regionales no existían como tales y acompañado de militares, hacían algunas cosas y mandaban otras, que terminaba llevándose el agua. Los gaviones colocados en la quebrada de Cieneguillo, inexistentes ahora, son el resultado de esa impericia y sobre todo, manejo centralista sin considerar el saber local.
Ollanta Humala, pretendió antelarse al desastre y presupuestó más de 600 millones de soles para la descolmatación del río Piura; una parte la gestionó el Gobierno Regional y otra el Ministerio de Agricultura a través de organismos públicos descentralizados. Nadie realizó una investigación severa para conocer cómo se gastaron estos recursos, lo cierto que se contrató a una empresa inexperta para que realice estos trabajos.
Y Pedro Pablo Kuczynski, un lobista de presidente, se encontró con el desborde del río Piura y pensando en lo que podría derivar, hizo aprobar, con el apoyo de la bancada fujimorista la mal llamada Autoridad para la Reconstrucción con Cambios. Rimbombancia en el nombre, pero improductiva en lo demás. Se sumó a esta serie de desaciertos, la actitud del gobernador regional de rehusarse a liderar un proceso más sostenible.
Constatamos que no existe liderazgos políticos, para encauzar por caminos sólidos, no solo la reconstrucción de Piura, sino igualmente la construcción. Los momentos son críticos y la gente vive su propio dolor, pero podríamos decir, que pasada las lluvias, autoridades y población regresarán a una parsimonia incomprensible. Piura, necesita autoridades que tengan liderazgo, profesionales que entiendan y conozcan el territorio en general y niveles de gobierno que funcionen no caretas que se desmoronan ante la presencia de una ministra o de un ministro. Extender la mano es bueno, pero hacer y bien las cosas, es mucho mejor.
Finalmente, muchos hombres y mujeres de la región Piura y el país en general, se darán cuenta que el Estado, sirva tan poco para resolver sus problemas y buscarán las estrategias para salir salir adelante. Son o la espera que nunca llegará, o el esfuerzo para levantarse de un momento crítico. Pero de este tipo de situaciones, se debe sacar una lección y enmendar para el futuro.