¿Tienen opción de ser elegidos los candidatos al Congreso naturales o residentes de Sullana?

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ERP. La provincia de Sullana, es la segunda en población electoral en el departamento de Piura e incluso supera ampliamente a los departamentos de Tumbes, Madre de Dios, Moquegua y Pasco. Casi siempre mantuvo como resultado de un proceso eleccionario uno o dos parlamentarios en el Congreso de la República, situación que ha cambiado en el último lustro.

Actualmente, se participa en las elecciones generales que se realizarán el 10 de abril y algunos partidos, han considerado a candidatos de Sullana y varios de ellos, tienen la idea que sus oportunidades son buenas y no escatiman en hacer campaña electoral. Los cupos que corresponden a Piura son 7 y de ese número, se cree que por la población electoral podrían lograr uno natural o residente de esta provincia.

Ser candidato al Congreso en el caso peruano, es más la capacidad que tiene una persona para convencer a las cúpulas que pueden ser piuranas o limeñas. Es decir, no existe ninguna militancia que lo sustente y menos obligación de realizar elecciones internas donde haya una competencia que implique una diversidad de opciones. De manera sencilla, ser candidato solo es ambición y relaciones para conseguirlo.

De igual manera, no tiene nada de importante la consistencia política e ideológica de los candidatos y por lo tanto, pueden ser postulantes en cualquiera organización que le permitan esa oportunidad. Hoy vemos, por ejemplo, que un candidato antes quiso serlo de Unidad Nacional o Partido Nacionalista, después de Solidaridad Nacional y ahora sin vergüenza alguna es de Fuerza Popular. Quizá es este aspecto y los limitados valores cívicos y democráticos, los que explican el transfuguismo posterior.

Respecto a las listas parlamentarias se puede decir, que las nóminas de candidatos se manejan a sobre cerrado y son unas pocas personas las que deciden quienes van o no. Lo que prima en estas decisiones y de manera excluyente y pocas veces convergente son el amiguismo con las cúpulas que deciden, después por el nivel de reconocimiento social y político, puede ser por el dinero que garanticen y en última instancia y casi imperceptible por sus méritos personales y profesionales.

En la historia de Sullana, se tiene que fueron congresistas, solo para referirnos a los últimos lustros, don Pablo Cruz Arrunátegui, un periodista que ingresó a la política por Unidad Nacional y que terminó de tránsfuga en el fujimorismo. Igualmente, lo fue don Santos Reto Neyra, un representante de izquierda que tuvo una regular función en el Congreso de la República.

De igual manera y gracias a la densidad electoral de los sullaneros, fueron elegidos don Iván Calderón Castillo con una altísima votación que en la segunda oportunidad se convirtió en menos del 1% por su escasa inteligencia para mantenerse vigente; y don José Carlos Carrasco Távara, el político con mayor cantidad de periodos como Congresista.

En el lustro que está por terminar, ninguno de los representantes pertenece a la provincia de Sullana, y con la votación de esta jurisdicción y de otras que tienen menor densidad electoral, permitió que salgan elegidos los candidatos que el partido quiso sean piuranos. Sin necesidad de chauvinismos impropios, la representación parlamentaria debería garantizar lo máximo que se pueda, la diversidad territorial del departamento.

¿Se podría esperar que Sullana tenga algún representante parlamentario?

De acuerdo a las listas que se encuentran en competición y si se mantiene las tendencias actuales tenemos que posiblemente Fuerza Popular obtenga unos 3 congresistas. La sullanera es Evita Ojeda Celi, una química farmacéutica que es nueva en política y que más son los cuestionamientos en su contra que el reconocimiento de sus capacidades políticas. Contra sus cualidades es la que mejor posicionamiento tiene al haberse excluido de la lista a dos coterráneos.

En Peruanos por el Kambio, es probable que los dos sullaneros que están en la lista congresal trabajen para Elba Merino de Lama quien también tiene raíces en esta localidad. En esta lista se ubica Rosa María Seminario Arca, sin ningún posicionamiento en Sullana y Carlos Alberto Montero Villegas, igualmente desconocido para los pobladores de la Perla del Chira.

Alfredo Barnechea García es el candidato de Acción Popular y tras su sorprendente subida en las encuestas podría lograr que su partido garantice representatividad en el departamento de Piura. Maritza Gil Ordinola podría capitalizar esa posibilidad; sin embargo, no está negado que don Jorge Eduardo Aponte Rey, pueda recibir el apoyo del magisterio regional para convertirlo en congresista. Es una posibilidad remota, pero posible.

Siguiendo en prelación y considerando la encuesta de Ipsos, El Frente Amplio de Verónika Mendoza se viene posicionando de tal manera, que su lista congresal crece en importancia. De proseguir con esta tendencia hacia mayor intención de voto, don Hernando Cevallos Flores podría ser el gran beneficiado del voto departamental. Identificado con los sullaneros, participa el abogado Luis Garnique Ortiz, un aspirante sin mayor liderazgo, caduco y sin ideas nuevas lo que contrasta con la frescura de la candidata presidencial.

Alianza Popular (APRA-PPC) se encuentra en una paupérrima ubicación; sin embargo, podría garantizar un cupo parlamentario. La que mejor posicionamiento tiene es Adela Córdova Alcarazo y los votos podrían favorecerla en su condición de número 1 de la lista congresal. El candidato por Sullana, es Enrique Merino Cruz, un personaje más conocido como díscolo que como un líder social o político.

Antes de la exclusión de César Acuña Peralta y de Julio Guzmán Cáceres; aparecía con intención de voto favorable Alianza para el Progreso. Para los entendidos, Jeessikha Ubillús Reyes capitalizaría la votación considerando que la gente no cree en Marisol Espinoza. El candidato sullanero es Mario Quispe Suárez, de escasa significancia en la política sullanera, pero con recursos para hacerse notar vía propaganda. 

En conclusión, las posibilidades de los sullaneros en esta oportunidad son mínimas, primero por la pésima ubicación en las listas congresales y segundo por la falta de prestigio, liderazgo, reconocimiento o simplemente trabajo social y político de los que ahora se presentan como candidatos.