ERP. La salida de la contienda electoral peruana de dos candidatos presidenciales por exclusión, crea un panorama diferente y marca el inicio de la real contienda electoral, afectada por plazos y problemas de los entes oficiales. Por el momento, una encuestadora dio a conocer las ubicaciones de los principales líderes y podría ser considerado como el punto de partida para lo que viene y se manifieste el 10 de abril.
En esta elección, la decisión central se alterna entre votar por la heredad de una dictadura que dejó serias huellas en la sociedad peruana o por fuerzas democráticas más confiables. Respecto al modelo económico existe un amplio consenso respecto a mantenerlo y las pequeñas modificaciones que se plantean tienen fines netamente electorales y no de fondo como se esperaría.
Keiko Fujimori de Fuerza Popular, es la que tiene la más alta votación relativa, pero al mismo tiempo una alta resistencia por parte de gran parte de la población. Representa la heredad de su padre Alberto Fujimori, un gobierno que devino en autoritario, acusado de crímenes de lesa de humanidad y purgando prisión por esos motivos. Su hija, ha tratado en la forma de mantener distancia; sin embargo, más son los hechos que los vinculan que los separan.
Pedro Pablo Kuczynski, con la salida de Guzmán recupera los votos perdidos y recupera la posibilidad de convertirse en presidente de la República. Es un anciano candidato de 78 años de edad y para muchos constituye su principal obstáculo, aunque le reconocen sus capacidades como un buen técnico. Otro de sus errores es haber escogido candidatos manchados para el Congreso de la República, los mismos que le vienen restando opciones.
La principal novedad se encuentra en Alfredo Barnechea de Acción Popular y de Verónika Mendoza del Frente Amplio. Ambos han logrado cierto posicionamiento, debido a sus capacidades políticas y sus planteamientos programáticos. Tras la salida de Guzmán y de Acuña, los electores los ven como potenciales receptores de esos votos golondrinos en busca de una real representatividad.
Alfredo Barnechea de Acción Popular, lleva consigo la historia de dos gobiernos democráticos pero de pésimos resultados. El partido fundado por Fernando Belaúnde Terry, se ha mantenido debido a la constancia de unos pocos y en esta oportunidad, sin alianzas viene avanzando solo, primero por la calidad del candidato, un versado periodista y segundo por las credenciales democráticas que lo preceden.
Barnechea tiene una amplia lectura de la realidad nacional, conoce al detalle todo el país y es capaz de hacer una descripción mental de los lugares más recónditos. Aunque no ha sistematizado un plan y un equipo que lo sustente sus propuestas, es un convencido que las tasas de interés de los bancos debe bajar y de igual manera fue el primero en proponer la renegociación de los contratos de gas.
Verónika Mendoza Frisch, es una de las candidatas más jóvenes en toda la contienda. Actualmente es congresista de la República y ex militante del Partido Nacionalista. Renunció al partido de Ollanta Humala, cuando esta organización dejó sus fuentes originarias e inició un gobierno totalmente ajeno a los postulados de izquierda que marcaron su inicio.
Representante de un conglomerado de izquierda, fue el único movimiento que organizó elecciones internas para elegir, entre varias opciones, quienes los representarían en las elecciones generales del 2016.
En un país con debilidades democráticas e inexistencia de democracia interna, lo realizado por el Frente Amplio ha sido novedoso resultando elegida como candidata presidencial Verónika Mendoza Frisck y como sus acompañantes de plancha el sacerdote y economista Marco Arana y Alan Fairlie Reinoso. En el caso de Marco Arana, es un conocido activista de Cajamarca y fundador de Tierra y Libertad, en tanto que Alan Fairlie Reinoso, es un académico y economista peruana, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Por último y con una opción muy remota se ubica el ex presidente Alan García Pérez, quien según todas las encuestas publicadas hasta el momento, no tiene ninguna opción. Gobernante del peor de los gobiernos habidos en el Perú y con otro de regular resultados, García Pérez pretende convertirse en presidente por tercera vez, aunque las cifras no le son estimulantes.
Producto de su potencial fracaso y quizá creyéndose aún presidente, lleva adelante una campaña electoral perdiendo la calma y confrontando con los periodistas que le formulan preguntas. Lo que se observa de Alan García, es un político en decadencia, sin control emocional frente a los hechos que enfrenta e incapaz de explicar respecto a temas contradictorios como la liberación de acusados de narcotráfico y los escándalos habidos en el caso de contratos petroleros.
Para los analistas, Alfredo Barnechea de Acción Popular y Verónika Mendoza del Frente Amplio, aún tienen margen de crecimiento electoral y es probable que capten los votos de los indecisos y de votantes de decisiones últimas.
Adicionalmente, una buena parte de los peruanos, esperan que haya un debate de propuestas y propuestas programáticas, que permitan elevar el nivel de la campaña, caracterizada por problemas de partidos y los entes electorales.