ERP. El Ing. Alberto Fujimori Fujimori, emergió a la política peruana en momentos de gran tensión. El Perú enfrentaba una de sus peores crisis económica generada por una heterodoxia incontrolable y por el otro lado, atacado por grupos terroristas que mataban inocentes, escogiendo a sus víctimas del Perú profundo desde donde, en su idea trasnochadas, pretendían tomar el poder.
Apoyado por grupos de izquierda y progresistas, usando el mensaje del “no shock” derrotó a una derecha que no tenía remilgos en atacar al “comunismo” tanto como rechazaban las propuestas de un híbrido como lo fue Alan García Pérez. Fujimori, un candidato parco, limitado en lo político, capitalizó la originalidad de su campaña con un lema asociado al mundo oriental “honradez, tecnología y trabajo”.
Fujimori, su triunfo y sus decisiones de gobierno
Para el abogado, periodista y profesor César Augusto Panta Barba su triunfo tuvo situaciones que las describe “Fujimori es el resultado de la crisis política y económica de la última década del S. XX. En 1990, Alan García culminó un gobierno desastroso con una hiperinflación, ello abonaba el descontento popular y el pretexto de las acciones terroristas de Sendero Luminoso; con una Derecha que no pudo organizarse alrededor de Vargas Llosa y una Izquierda totalmente dividida que solamente se preparaba para las luchas, pero no para gobernar. Fujimori representó la esperanza del pueblo y lo maltrató con un programa anti laboral y de terribles ajustes económicos que favorecieron a ciertos grupos de poder. Al final, junto con Montesinos se convirtió en un agresor de los derechos humanos y en el más grande corrupto de la historia republicana”.
Debido al temor que causaba Mario Vargas Llosa convertido en esa etapa de su vida en liberal, el Partido Aprista Peruano se sumó a la contienda electoral, respaldando a Fujimori y con él, otros grupos de izquierda creyentes que el candidato de rasgos orientales garantizaba un mejor gobierno que el escritor. Su triunfo no solo fue una derrota contra su contendor, sino igualmente, al empresariado que lo respaldaba y a los medios que masivamente lo avivaban. Después ambos segmentos, fueron las geishas que se unieron al ganador.
La primera traición de Alberto Fujimori, fue alejarse de sus propuestas políticas electorales y alinearse a los grupos empresariales que en campaña le fueron adversos. Sus primeras medidas económicas fueron informadas con un “Dios nos ayude” en las palabras de Carlos Hurtado Miller. El ajuste económico fue de tal magnitud que obligó a la austeridad de peruanos y peruanas, en efecto, se devaluó la moneda, se estableció un tipo de cambio regulado por la oferta y la demanda, se redujo el Estado vendiendo las empresas estatales, se dieron incentivos para la inversión privada, entre otras medidas.
Pudo pasar a la historia pero prefirió el atajo
Fujimori, pudo pasar a la historia como un buen presidente debido al éxito relativo de sus medidas de carácter económico, pero prefirió seguir el camino equivocado. Lo cierto que sus políticas liberales, le dieron resultado y poco a poco, el Perú que estaba al nivel de paria, recuperó su estabilidad, creció la inversión pública y privada, hubo más confianza en el país y por ende el empleo creció.
Realizando una mirada retrospectiva y contrastándolo con el presente, el Antropólogo Manuel Hidalgo León considera "Haciendo un balance, entre lo bueno y malo que fue Fujimori. Pienso que su curso como gobernante fue negativo, específicamente por ser manipulador y crear escenarios fraudulentos en cada paso que dio, incluso manipuló la introducción del modelo económico promovido por el FMI. En sus 10 años aniquiló la separación de poderes e hizo de la corrupción una forma de gobernar. Hoy purga condena por crímenes de lesa humanidad; el tiempo lo sigue juzgando".
Todo iba bien con las atingencias mencionadas, hasta que comenzó a especularse que ese chinito oriental, de un hablar entrecortado no era peruano. Lo negó una y varias veces, pero en los momentos más críticos para él, no solo lo reconoció, sino hasta pretendió ser elegido en el Japón. Esto permitió que personajes oscuros como Vladimiro Montesinos, lo nuclee y socave en sus principios democráticos, claro, suponiendo que los tenía.
Un golpe de Estado con respaldo tácito y expuesto de la población
El 5 de abril de 1992 fue el punto de inflexión para su futuro. Con el apoyo total de una población inmadura en valores democráticos, prefirió el atajo para resolver las crispaciones políticas y decidió dar un autogolpe acabando con la Constitución Política del Perú de 1979. Disolvió la Cámara de Diputados y también la de Senadores, intervino el sistema judicial y aplicó un gobierno vertical, hasta ceder a la formación de un Congreso Constituyente.
Lamentablemente tiene que decirse que el golpe de Estado perpetrado por Alberto Fujimori, con el apoyo de las Fuerzas Armadas y Policiales, tuvo el respaldo tácito y e3xpuesto de gran parte de la ciudadanía. “Existen expectativas pendientes que peruanos y peruanas buscan hacer realidad en cada proceso electoral, pero que después en la práctica forman parte de las grandes decepciones y Fujimori no fue la excepción de este sentimiento nacional” indica un exfuncionario público que prefiere mantener en reserva su nombre.
El Poder Judicial dejó de ser un ente autónomo y el Ministerio Público fue manejado a antojo y con fines de persecución política. Se formó un Comisión Ejecutiva del Poder Judicial desde donde se dictaban las principales disposiciones para perseguir a enemigos políticos y otros personajes incómodos; se cesaron magistrados independientes y se les reemplazó por otros sumisos y obedientes. Todo ello, se realizaba en nombre de una modernidad que a la luz de los tiempos fue totalmente falsa.
Los sindicatos fueron aplacados, sus dirigentes intimidados y los más corajudos hasta encarcelados. La violación de derechos humanos era constante y el miedo hacia el régimen, limitaba toda reacción social. Era común encontrar a autoridades locales, regionales e incluso nacionales, acobardarse frente a una pregunta incómoda de algún periodista independiente. Era casi similar a lo denunciado por la fiscal Marita Barreto, respecto a los congresistas que avalaron inhabilitación de la exfiscal Zoraida Ávalos.
La lucha contra el terrorismo fue utilizada para eliminar toda expresión social y dirigente. Se detuvieron a muchos inocentes. Las cárceles se encontraban llenas de presuntos terroristas, los cuales tras varios años de penitenciaría lograron su libertad porque no se pudo demostrar su culpabilidad. Solo eran líderes sociales y gremiales, con una posición diferente al gobierno pero suficiente para achacarles delitos que nunca habían cometido.
El grupo Colina y crímenes contra la humanidad
En este laberinto de eliminar a las hordas asesinas de Sendero Luminoso, apareció el denominado “Grupo Colina” con acciones que aún se encuentran en proceso de investigación. El terrorismo de Estado, se hizo más recurrente e instrumental y en ese sentido, se mataron a inocentes ciudadanos de Barrios Altos, estudiantes de la Universidad de la Cantuta y también a campesinos en el distrito del Santa. Los responsables han sido juzgados y sentenciados tras muchas exigencias de los deudos de las víctimas.
Después de muchas violaciones de los derechos humanos y corrupción estatal, una delación descubrió todas las tropelías del gobierno del expresidente Fujimori, y develó el poder omnímodo de Vladimiro Montesinos Torres. Fue el quiebre de un régimen que culminó con un presidente Fujimori recorriendo las calles de Lima utilizando un fiscal falso, la fuga del principal asesor, la huida de Alberto Fujimori hacia Brunei primero anclando en Japón después.
Esto generó un desenlace político, rápido y consensuado. Se aprobaron las vacancias de presidente y vicepresidente, se eligió al congresista Valentín Paniagua como presidente de la República, se convocó a nuevas elecciones generales y tras el tiempo constitucional se eligió el nuevo presidente y sus respectivos vicepresidentes y al Congreso de la República, con los partidos políticos inscritos al momento.
Se formó el Acuerdo Nacional y se adoptaron políticas de Estado; todas y todos creyeron que el colapso institucional y el nuevo resurgir implicará compromisos presentes y futuros para perfeccionar la democracia peruana, fortalecer las instituciones y sobre todo, mejorar el funcionamiento del aparato estatal con miras a una armónica relación entre el Estado y todos sus componentes.
Pero no fue, no ha sido así. Seguimos con los males ancestrales, como si en el Perú no hubiera sucedido nada.
Fujimori fue condenado a cumplir una pena de 25 años de los cuales lleva la mitad. Su sentencia ha sido validada en todas las instancias internas e igual de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero pese a ello, los neofujimoristas buscan mediante una campaña mediática sistémica que se aplique un indulto malhadado. Tienen para esta campaña a miembros del Tribunal Constitucional e incluso exmagistrados que hablan lo que según ellos “debería ser” y no lo que realmente es.
Varios medios de comunicación, sobre todo la televisión de señal abierta y otras de cable, se suman como caja de resonancia ante esta estrategia, que busca el perdón de Alberto Fujimori, por los delitos cometidos, entre ellos el de culpable mediato de las muertes de población de Barrios Altos y estudiantes de La Cantuta. Igualmente, en estos programas son invitados bajo el membrete de “analistas” personajes vinculados al fujimorismo.
Un anciano cuyos parientes claman por su libertad, pero....
Fujimori se encuentra anciano y decrépito, ya no es el autoritario que en compañía de Vladimiro Montesinos se erigía como el único poder; pero pese a ello, mantiene la soberbia, primero para no pagar la reparación civil por la sentencia en su contra ascendente a 14 millones de soles, pedir perdón a los deudos de las víctimas, pasos previos para solicitar un indulto humanitario no malhadado, sino dentro de la legalidad del país.
Fujimori, fue condenado bajo los cargos de homicidio calificado, asesinato bajo el condicionante de alevosía en el caso de Barrios Altos y la Cantuta, además de lesiones graves, todos ellos considerados como crímenes contra la humanidad de acuerdo al derecho internacional penal. Su condena se cumple el 10 de febrero del 2032.
Según el periodista Fernando Brossard del Rosario los 25 años de condena deben cumplirse “La trascendencia de los hechos del fracasado indulto obliga a ajustarse a la ley y a las instancias que participan incluso la de la CIDH, por otro lado, a la propia condición humana de Fujimori, pero significativamente a la lección histórica para la humanidad, por los hechos criminales que se le atribuyen. En mi concepto, lo último es lo más importante. Debe cumplir su condena. Los condenados, por ejemplo, de la segunda guerra mundial, por crímenes de lesa humanidad, la tuvieron hasta el final” indica.
En realidad, la Corte Interamericana de Derechos humanos ha señalado con meridiana claridad que no procede el indulto para el expresidente Fujimori; sin embargo, de ser uno de carácter humanitario deberá seguirse el procedimiento interno y de los compromisos internacionales. Este grupo prefiere el ludibrio del anciano expresidente, antes que buscar formas más humanas para que salga de la cárcel.
Una hondonada política de la cual no se quiere salir
Debido a la limitada conciencia democrática de peruanos y peruanas, seguimos repitiendo los mismos errores del pasado, repitiendo lo que se sabe es un mal consecuente y permitiendo que personajes aviesos, se empoderen en diversas instituciones del Estado, corrompiéndolas. Es el caso del Congreso de la República, que hace y deshace, sin importar la legalidad y menos la Constitución Política del Perú.
En esta responsabilidad participan la mayoría sin importar el color político. Se unen en frenesí los de Fuerza Popular con los de Perú Libre, los de Acción Popular, con otros de una falsa izquierda, que solo busca prebendas y no el interés del país. Toda esta génesis fue incubada en la gestión de Alberto Fujimori, ahora anciano, pero siguen con religiosa y extremado fundamentalismo, quienes han sido captados en la agrupación que los representa.
Fujimori, fue un dictador y eso no existe duda, permitió la matanza de inocentes y tiene sentencia por ello, además, reconoció ser autor de otros delitos de corrupción y pese a ello, algunos ciudadanos y otras ciudadanas se empecinan en defenderlo, solicitando a viva voz su libertad, cuando saben que alguien que comete delitos, debe pagar a la sociedad de acuerdo a sentencia.
Un futuro con compromiso diferente y de amor al país
La mirada del joven profesional Andrés Vera Jiménez es un proyectarse hacia el futuro esperando mejoras sustantivas “Espero que la nueva política traiga a personas interesadas por el país, por la mejora de la democracia y que consoliden las instituciones por sobre las personas; que eviten el caudillismo. Como base, pienso que deben existir incentivos para la profesionalización de la actividad y una línea de carrera clara en los diversos niveles de los partidos políticos, que abarquen transversalmente todos los niveles de gobierno".
En efecto, las nuevas generaciones informadas, saben entender lo que pasó en este régimen, otros han sido captados por un partido que intenta tomar el poder a como de lugar. La democracia peruana y toda su precariedad, se refleja en sus autoridades y estas lamentablemente no han entendido el rol histórico que les corresponde y no se avizora en el horizonte un liderazgo que impulse a construir un país mejor. Pero, mirado en retrospectiva, en países de grandes males se ha podido levantar otro más sólido y funcional y es el deseo de muchos peruanos que creen al igual que el poeta piurano Marco Martos "Es este tu país/ porque si tuvieras que hacerlo/ lo elegirías de nuevo/ para construir aquí/ todos tus sueños".
ERP/A.Vera