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Jue, Abr

Unión civil, ¿por qué no?

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castilloERP/N.Peñaherrera. La propuesta de la unión civil entre personas del mismo sexo ha generado un debate nacional intenso e interesante.

Intenso por la vehemencia con que se sustentó y defendió las posiciones a favor y en contra, lo que me parece positivo, y ojalá se tome como referencia para otros temas que tienen igual importancia.

Interesante porque reveló quién es quién en este país, y cuán ciertos son esos discursos de apertura y tolerancia.

Partamos del hecho de que la homosexualidad es tan antigua como la Historia de la Humanidad, llegando a ser parte del componente social de civilizaciones que estudiamos como base de nuestra cultura actual. Ejemplo: la Grecia Clásica.

También es cierto que varias personas del mismo sexo que, de pronto, se dieron cuenta que funcionan perfectamente haciendo vida en común (y a veces con mayor éxito que sus pares heterosexuales), no tienen las mismas garantías legales que las familias donde las cabezas son varón y mujer.

Además, el Perú, si bien reconoce el aporte del Catolicismo en la vida nacional –y varios y varias hemos sido educados y educadas bajo esa doctrina-, es un estado laico. En pocas palabras, la religión puede dictar normas morales que sus fieles deben seguir, pero no puede legislar sobre la totalidad de la población.

Y aunque podría influir en las decisiones que toma nuestra clase política(cuando a la clase política le conviene, déjame decirte), no puede pretender reemplazar la labor legislativa.

Como cualquier otra creencia religiosa, el Catolicismo hace bien en opinar. El asunto clave es no exceder la Ley y las competencias que ésta le enmarca.

Por último, si personas del mismo sexo deciden unirse civilmente, será asunto de ellas. Si al resto no le parece, de acuerdo, lo sentimos mucho, pero, al igual que las parejas heterosexuales, el matrimonio o unión civil es una decisión que finalmente firman dos personas como contrayentes (quizá con otras que lo testifiquen), aunque haya ciertos padres y madres que aún piensen que el asunto es de seis personas.

En el caso de Sullana, aunque cada quien pueda tener su posición a favor o en contra, a nivel institucional, se debe tener mucho cuidado con lo que se dice sobre la unión civil.

El 16 de julio de 2008, la provincia pasó una ordenanza (013-2008/MPS) que prohíbe todo tipo de discriminación, y la orientación sexual es una de las categorías explícitamente protegidas de segregación, humillación pública o rechazo institucional.

En lo personal, no le encuentro mayor inconveniente a la unión civil, ya que, como su nombre lo dice, se enmarca dentro del campo de los derechos que, coincidentemente, se llaman civiles. No obliga a ninguna Iglesia a que lo refrende según sus creencias; ahora si se abre a esa posibilidad, bien.

Además, ya es hora de dejarnos de tanta doble moral, en la que de la boca para fuera decimos una cosa, pero en lo privado somos más de lo que criticamos.

En conclusión, como otros y otras personas a lo largo de este país, declaro que apoyo la unión civil.

Éso sí, si alguien puede innovar, y no nos somete a la tortura de ponernos terno, sería mucho mejor. Igual pedido para las parejas heterosexuales. Se agradece de antemano.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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