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Vie, Abr

"¡Temblor!"

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castilloERP/N.Peñaherrera. Hace una semana me encontré con una prima que trabaja en la ciudad de Piura, y me contaba algo que, creo, podría estarte pasando.

Cierto día, ella estaba arreglando unos libros en un estante cuando uno se le cayó sin quererlo. De inmediato, una de sus compañeras de trabajo salió alarmada, avisando: "¡Temblor!"

Mi prima se extrañó pues no había sentido ningún remezón. Entonces su compañera le indicó que había escuchado que algo se caía.

Entendió rápidamente que el ruido, en realidad, había sido causado por ella y se lo anotó.

Ya, unos días antes, esta compañera había entrado en la oficina con la novedad de que en la radio habían anunciado que un gran terremoto iba a ocurrir en Piura. Es decir, lo habían anunciado como quien anuncia algo perentorio, cuando sabemos que los sismos apenas avisan 30 segundos antes.

No faltó algún o alguna colega, que jamás entró a sus clases de Geografía de tercer año de secundaria, que le hizo de caja de resonancia y nació un psicosocial, sin quererlo... o quién sabe, a lo mejor era orden del editor.

Entonces, en la reacción de la compañera de trabajo de mi prima (e incluso mi prima) hay dos factores que están afectando su salud mental: el desconocimiento de un fenómeno natural y el miedo.

Claro que lo primero es causa de lo otro. Si ignoras algo y se presenta, el temor es una respuesta lógica pues es parte de tu instinto de supervivencia.

Pero hasta a los instintos podemos educarlos. ¿O no, queridos parroquianos del Km. 7?

Bueno, al punto. El 28 de marzo, FACTORTIERRA.NET publicaba un informe por aquí, donde explicaba el desorden postraumático agudo (DPA), que es la incapacidad extrema de procesar una experiencia masiva que ha puesto tu vida en riesgo, como un desastre natural.

Aunque los sismos que venimos sintiendo en los últimos meses no han causado muertes –menos mal-, parece que sí están comenzando a taladrar el control de las emociones.

Y si encima tenemos funcionarios que son incompetentes para expresarse asertivamente, el temor puede degenerar en estrés. Si el evento llegara a ocurrir, toda esa suma puede terminar en pánico.

Los manuales de Defensa Civil, dicen que la mayor parte de muertes en un desastre natural suceden por desinformación y por pánico. En Piura, ya tenemos la primera, y la segunda se está gestando en silencio.

Aquí la solución es adoptar el compromiso de conocer, de saber, de explorar.

En vez de preocuparse si a un cantante de bachata le gustan los hombres, ¿por qué no hurgamos en la red y aprendemos cómo se produce un sismo o una inundación o una sequía, y nos preparamos para que no nos dañe ni física ni mentalmente?

Antes que llenar el guardarropa, primero deberíamos llenar nuestro intelecto.

De ese modo, despropósitos como el de ciertos funcionarios o presentadores de radio y televisión nos darían risa (por ridículos y sensacionalistas) en vez de miedo.

El día que el desastre adquiera grandes magnitudes, el guardarropa no servirá de mucho, especialmente si el desastre lo ha dejado inservible. ¿Y después qué?

Y en los casos donde parezca que ya se configura DPA, actuar ahora antes que lamentar pérdidas luego.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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