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Mié, Abr

La cuota no es ninguna garantía

Nelson Peñaherrera
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nelson penaherrera castillo1ERP/N.Peñaherrera. La semana pasada, el presidente del Consejo Regional de Juventudes (COREJU) se quejó que los partidos políticos les toman muy en cuenta al inicio de las campañas, pero que en el transcurso de las gestiones no les hacen mayor caso.

Por ello, están molestos con estas organizaciones.

La verdad, a mí no me extraña.

La mejor prueba de ello es que, revisando la lista de portavoces y autoridades regionales no encontramos rostros nuevos, o mejor dicho los rostros nuevos andan más que escasos.

Repasemos a quienes se están lanzando como potenciales candidatos (por cierto, ninguna mujer hasta ahora): es la misma gente de hace cuatro años, y entre ellos tenemos políticos de más de cuatro décadas de carrera.

Hay organizaciones que tienen en agenda la alternancia de género, esto es que por cada varón que candidatea haya una mujer.

No sería mala idea exigir la alternancia de edad: por cada veterano o veterana que postule, que vaya un novato o una novata.

Así mataríamos dos pájaros de un tiro: sexo y edad.

Incluso yo sería más desafiante, buscando que haya alternancia de todo: etnia, identidad sexual, habilidades diferentes, nivel socioeconómico... en fin, todas las condiciones que garanticen representatividad.

En todo caso, el problema con que nos enfrentamos en todos los escenarios es si la gente que candidatea tiene la capacidad para hacerlo, y me refiero a los conocimientos, la ética y la habilidad de bregar contracorriente en medio de cabildeos, mediocridad y corrupción.

En el caso de los y las jóvenes, sí me consta que hay gente que está preparada para aportar otros aires a la gestión pública. el problema es que la dirigencia de 45 años a más no quiere que le roben escenario. Así de simple.

Esa cuarentona, cincuentona dirigencia si bien se sabe los trucos de supervivencia política, hace poco por el bien común de las personas que votaron y que no votaron por ella. Por el contrario, ha incrementado la burocracia, ralentizado la toma de decisiones y echado mano del clientelismo para comprar preferencias.

El bloqueo para que la juventud participe generará más indiferencia en la intervención dentro de la toma de decisiones a la que tenemos derecho, y que es nuestro deber.

Esto es altamente peligroso, porque concentrará esta tarea en manos de la misma gente de toda la vida.

A menos que les toque una de esas juventudes con una actitud bien elevada, que termine construyendo una suerte de espacio paralelo que es el caldo de cultivo para las posiciones anárquicas o aquéllas cuyo propósito central será boicotear al poder. Y la verdad, se justificaría hasta cierto punto.

El límite es el marco legal existente; pero ¿se entenderá esto cuando la olla a presión reviente?

Antes de llegar a esa posibilidad subversiva e impropia para el crecimiento de nuestras comunidades, la clase política 'con experiencia' debe esforzarse por garantizarnos la representatividad de la gente a la que delegaremos ejecutar las decisiones que nos beneficien.

No pequen de soberbia. Mirando alrededor del mundo, hay varios ejemplos de lo que pasa cuando a la juventud no se le da espacio. Termina buscándoselo y cambiando toda estructura existente.

Después no digan que no se les avisó.

(Sigue al autor en Twitter como @nelsonsullana)

 

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