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Mar, Abr

Números y letras que avergüenzan

Nelson Peñaherrera
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ERP/Nelson Peñaherrera Castillo. El Colegio de Profesores de Piura anunció, este jueves, datos basados en la Evaluación Censal Escolar (ECE) aplicada a estudiantes del segundo grado de secundaria de todo el departamento: 12% entiende lo que lee y 8% es capaz de desarrollar un problema matemático. Días atrás, el ministro de Educación celebraba que 50% de estudiantes en secundaria, a nivel nacional, entiende lo que lee.

¿Alguien peca de optimista y alguien de pesimista, o alguien nos está jalando las patillas y alguien se quiere banderear solito? Vamos por partes.

La ECE es una prueba estandarizada en todo el Perú que mide cuan bien o cuan mal está el alumnado en conocimientos de Matemáticas y Comunicación.

Se supone que si tu nivel en ambas es adecuado, debería ser sencillo que entiendas el resto de materias, pues la física, la química, la literatura, la historia… y hasta la educación física terminan combinando construcciones numéricas y lingüísticas. De hecho, la profesora Zulema Alzamora demostró hace un par de años, en su libro sobre razonamiento matemático, también presentado en Sullana, que un o una estudiante que no tiene una adecuada comprensión lectora nunca podrá desarrollar correctamente un acertijo matemático simple. Y si el o la docente no sabe redactar, estamos más perdidos aún.

Especialistas en pedagogía sostienen que para hablar de éxito en un salón de clase, el 70% debe tener logros comprobados. El 50% ya es un signo de alarma.

Años atrás, el Gobierno Regional de Piura celebraba que en segundo año de primaria, un 25% en promedio desarrolla un problema matemático y un 15% en promedio entiende lo que lee. En buen romance podríamos concluir preliminarmente que cuanta más edad tienes… ¿más te embruteces? Más aún: ¿quién tiene la culpa?

Para molestia de mucha gente que me sigue, creo que la estadística lanzada por el Colegio de Profesores es tan cierta como que uno más uno es dos. Mi prueba es el paupérrimo nivel de redacción, ortografía y comprensión lectora de muchos y muchas adolescentes que me siguen, y que se expresan hasta las patas en las redes sociales, pero que están al día con los senos de Milet o el trasero de Nicola, o de los dramas torpes de la pantalla chica. O al revés, no sé. Y no estoy en contra de senos ni traseros ni dramas., pero cada cosa necesita equilibrio.

El Colegio de Profesores ha pedido a padres y madres de familia que dejen de preparar a sus hijos e hijas solo para los exámenes.¿Acaso el profesorado no tiene responsabilidad?

Conversaba el jueves por la noche con una amiga religiosa y directora de una red educativa rural, y me decía –en franco ‘mea culpa’- que los y las docentes también tienen buena parte de la carga al insistir en esquemas de clase donde la persona que orienta acapara el conocimiento, pero teme –le aterra- generar retroalimentación por temor a que el alumnado descubra que quien se les para enfrente no preparó bien la clase, no investigó, y por ende no tiene la suficiente autoridad académica para manejar la sesión de aprendizaje.

Si el cuestionamiento está prohibido, seguimos dando vueltas en círculo en el mismo paquete de ideas y cifras que, como avanza el mundo actual, se desactualizan casi a diario. Como resultado tenemos un alumnado pasivo y que sucumbe fácilmente al copia y pega perpetuando ese peligroso escenario del pensamiento único, muchas veces cargado de prejuicios más que de ciencia en su acepción amplísima.

Y cuando un o una docente se llena de prejuicios, como lo comprobamos con mi compañero Marco Paulini hace poco, podría significar un cuello angosto de botella en el proceso de aprendizaje libre y responsable que todo chico y toda chica debe tener. Recuerden que Marco y yo no somos docentes.

Cuando la ECE se acerca, suele existir la malsana costumbre de maquillar indirectamente la cifra poniendo a dar la prueba al grupo estudiantil más brillante, discriminando al resto. Y donde no es posible maniobrar de esta forma, como lo contaba alguna vez el colega Luis Lozada, es el o la docente quien dice las respuestas en clase porque, si los logros son pésimos, le cae también. Momento: ¿es este mismo o esta misma profesional que luego te anula el examen si te descubre copiando?

el chiste es que, como hasta para plagiar somos deficientes (maestro Acuña), , tenemos los resultados anunciados por el Colegio de Profesores. A mí me parece que lo hizo para curarse en salud, lo que hasta cierto punto me suena acertado; pero no debemos quedarnos en el titular desazonante sino que tenemos que pensar, por enésima vez, qué tipo de educación debe plantearse a todo nivel (no solo en la escuela) para remontar esos índices de vergüenza.

Si conforme un o una estudiante embrutece a medida que se promueve de año escolar, lo más probable es que nadie pueda postular ni siquiera a la escuela del profesor Jirafales, porque las exigencias de la Ley Universitaria están muy por encima del estándar educativo piurano. Por ende, muchos centros de formación superior serios tendrán que cerrar facultades y escuelas debido a que al alumnado piurano ya no le da el pelo.

Olvídense de las escuelas de postgrado. Simplemente serán insostenibles.

Por supuesto que no faltará quien, en una crisis de demagogia, sugiera ‘bajar el nivel’, escandalosamente opuesto a lo que la legislación universitaria se está esforzando en conseguir.

Como dije, es tiempo de repensar un nuevo modelo educativo para Piura, el segundo departamento más poblado del Perú y cuyo principal recurso es, precisamente, ese: su potencial humano, lleno de talento, creatividad, actitud y empeño. Por otro lado, no tenemos que importar modelos: en Locuto (Tambogrande), según uno de mis productores, el año pasado los chicos y las chicas tuvieron un logro de 94% en Comunicación y 74% en Matemáticas, tras ser parte de un programa de formadores.

Si a Locuto le funcionó, ¿por qué no podría funcionarle al resto de Piura?

(Opina al autor. Síguelo en Twitter como @nelsonsullana)

 

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